Cada vez peor

No podía creer lo que estaba haciendo. O sí podía, pero sabía que estaba haciendo tonterías. Lo último después de quedarse como idiota mirando a James después de sus imprudencias –aunque ella hubiera sido la imprudente primero- fue automáticamente asentir a todo lo que se proponía y así era como había terminado en el auto de Violet camino a la casa de Kristján Sveinsson, que afortunadamente era un departamento decente a sus ojos en Pembridge Square y no un agujero terrible en la zona más espantosa de Londres como hubiera pensado al verlo sin saber que jugaba en la Premier, con buen traje o sin él.

Había estado evitando cruzar miradas con Butcher, aunque se le escapaban bastantes y terminaba sintiéndose claustrofóbica en el auto, por más espacioso que fuera. Apenas el tipo le había regresado el beso había sentido su estómago arder inclemente y sabía que esa era una pésima señal, así que más le valía dejarse de juegos antes de que el alcohol, que seguramente seguiría corriendo en el departamento de Sveinsson, terminara por hacer (más) mella en ella.

Movía los dedos con insistencia, sin prestar atención a la conversación general pero notando que las Vi’s parecían estar bastante más cómodas y no sabía si atribuirle eso a la ausencia de Crawford, que quién sabía dónde había quedado –no se había molestado en preguntar- o a que ellas también ya iban un poco borrachas, Victoria más que Violet seguramente.

Al salir del auto se sintió como liberada y siguió sus movimientos mecánicos al entrar al departamento que no revisó con ojos crítico de pared a pared solo porque de verdad no parecía el departamento de un asesino serial, ni parecía un mugrero. Ni siquiera había tenido tiempo de decirle a Victoria que había ganado la apuesta, por un segundo hasta se le había olvidado.

-Bueno, al menos no es un chiquero…

Le dijo a Victoria en voz muy muy baja para luego pasar directamente a sentarse en uno de los sillones, tras quitarse el saco y dejar por ahí cerca la bolsa.

-¿No comparten el departamento o sí?

Le preguntó a Butcher por fin, sintiéndose valiente ahora que ya había tomado aire, sonriéndole con un inevitable dejo de descaro.

Una cosa tenía muy clara: la música que había puesto Butcher era como de traficantes de marihuana, por decir algo. No le gustaba en lo absoluto pero no estaba por la labor de poner malas caras porque ya sabía que sería inútil de todos modos, así que preferiría tomarlo por el lado amable y pensar que no era más que un descanso o más bien una lección a sus oídos, para al otro día regresar revalorizando y amando más lo suyo, cosa que no había hecho mucho durante el día.

Se tuvo que reír por el tema de la homosexualidad, porque sí lo había preguntado en ese tono pero en realidad solo había sido una broma, porque luego del beso que le había dado no iba a dudar de sus preferencias sexuales, a menos que fuera un excelente actor o algo, pero no.

-Menos mal.

Le dijo antes de asentir a que sí quería vodka, aunque no pensaba que fuera la mejor de las ideas seguir bebiendo –y más vodka solo- luego de toda la champaña que se había tomado en la cena para sobrellevar su mal día. Sintió un escalofrío raro, seguro consecuencia de eso mismo de haber bebido ya mucho- con la caricia mediante el vaso sobre su rodilla, pero solo respondió mirándolo y removiéndose ligeramente en su lugar. Era una estupidez, pero se estaba debatiendo entre si tocarlo o no tocarlo y no podía creer que esa fuera la cuestión mayor que inundara su cabeza esa noche, ¡ni siquiera era su tipo, por Dios!.

Le puso atención al islandés con sus tonterías y hasta le sacó una sonrisa aunque le puso los ojos en blanco. A esas alturas conocía ya lo suficientemente bien a Victoria como para saber leer un poco lo que estaba pasando ahí, aunque hasta el momento no la había creído capaz de perseguir de ese modo su sueño. Sueño que Pearl no se tomaba en serio, por supuesto.

Dio un sorbo al vaso sin bebérselo de golpe y lo dejó de nuevo frente a ella, antes de pretender que necesitaba la ayuda de James para sentarse bien en el sillón, poniendo una mano en su rodilla mientras se hacia hasta atrás para pegar la espalda contra el respaldo, deslizando el agarre por encima de su pierna hasta su muslo apenas unos segundos para luego soltarlo. Bueno, después de un violonista insufrible era obvio que un tipejo que escuchaba música horrenda le diera curiosidad, ¿no? ¿un poco?.

-Sabe parecido al U’luvka.

No lo dijo para la concurrencia en realidad, y estaba hablando de un vodka polaco que había probado en uno de esos viajes de competencias de piano, que al menos le habían dejado poco más que la experiencia musical. Si Vicky estaba mencionando sus vacaciones arruinadas en Cerdeña, Violet había prestado su opulento auto y tal, no veía extraño hablar de marcas internacionales para que pensaran que era solo por alardear.

Miró a Pearl de forma suspicaz en cuanto la encontraron fuera. Ablandó la expresión en cuanto llegó el auto en el que había llegado previamente, uno donde cabían todos. No era necesario ahondar en el hecho de que era una limousine y simplemente esperó a que todos entraran para indicarle al chofer a dónde iban a ir. Le preguntó a Krisján cuando se decidieron a ir a su casa por la dirección y en cuestión de segundos el Chofer ya había emprendido el rumbo.

Mandó algunos mensajes en el iPhone dirigidos a su padre pues no entendía exactamente la razón por la que se había ido de la cena tan abruptamente sin siquiera haber escuchado a Bublé. La razón era que simplemente se había aburrido, o al menos así le había barajado las cosas a su padre sin decirle exactamente que sus amigas la habían convencido de irse a beber a otro lado. De ellas tres, Violet era, aparentemente, la única que disfrutaba de esas fiestas. Claro que era la única que necesitaba ese tipo de fama. Las otras dos no lo necesitaban tanto porque no se subían a un escenario a demostrar sus dotes histriónicos y esas cosas. Bueno, quizás Pearl también pero al parecer nunca le habían gustado, o eso le hacía entender a Violet.

Respondió que bebería vodka en cuanto Kristján les preguntaba qué era lo que tomaba. No era mucho de vodka pero suponía que tendría que probar el de su país ya que estaba en su casa y tendría que ser educada. Nada de pedir algo más recién habían llegado. Un trago de vodka y luego le pediría algo más, a menos que le gustara y quisiera seguir con eso.

Escuchaba atentamente sin añadir mucho porque siendo sincera no era muy conocedora de la cultura islandesa y le pareció, al igual que a Victoria, extraña la caricia que se dio entre Pearl y Butcher. Entrecerró los ojos y se llevó el vodka a los labios. También miró a Victoria, quien se veía bastante decidida a intentar algo mientras se contoneaba por el departamento, hablando de sus vacaciones. Por un momento deseó haber traído a Crawford o a algún desconocido y no estar tan callada sin hablar de cosas de las que no tenía ni puta idea.

-Pero yo soy malísima en el x-box. Si bebemos por cada vez que me muera seguro terminamos completamente ebrios.

Se puso de pie y miró a Butcher y a Pearl pero por un lado no quiso decirles mucho. Entendía lo que estaba sucediendo ahí y bueno, ya ella sabía lo que hacía. No era una niña para andarla arreando para que hiciera las cosas que parecían políticamente correctas. Pero siendo sinceros, ¿quién era Violet para decir que era correcto y qué no lo era?

-Mira, yo nada más voy a apretar botoncitos a ver si algo resulta, no me pidas nada extraordinario.

Sobraba decir que se había puesto terriblemente nerviosa tan solo sentir su mirada, se la devolvió solo por no sentirse amedrentada pero apenas y pudo soportar antes de bajar la vista, sonrojada como tonta y solo atinar a acomodarse el cabello antes de reírse por la franqueza con la que preguntaba de qué había hablado y sobretodo, preguntarle si eran drogas. Victoria ya contestaba que no eran drogas porque solo consumían las que eran chic y de pronto le dio un mini ataque de taquicardia de pensar en lo que dirían sus padres si supieran dónde carambas había terminado luego de la fiesta a la que la habían obligado a asistir.

-Vodka también, vodka polaco, lo probé en uno de esos concursos de piano de…

Movió la mano como queriendo decirle que lo olvidara. Asumía que era tan interesante para él ese asunto como para ella había sido el tema del fútbol. Le sonrió de nuevo, mirándolo también aunque todavía debatiéndose entre cortar con eso de tajo o seguir con lo que estaba haciendo. ¿Cuánto tenía que no se acercaba tanto a un tipo? Y decía tanto porque ninguno la había mirado como lo estaba haciendo él. Desde hacía seis meses, más o menos, el mismo tiempo que llevaba sin novio.

Alzó la mirada no solo por la seguridad con la que Sveinsson hablaba sobre el desayuno, sino porque Victoria le seguía el juego con la misma seguridad. Y parecía que las invitaba a jugar x-box, cosa que ella no había hecho jamás en la vida, aunque tampoco moría de curiosidad. Y claro que tenía bien presente que Victoria le había dicho que no tendría bolsa si ella no veía las cosas con sus propios ojos así que tomó el vaso de vodka, se terminó el contenido y antes de que terminaran por desaparecer hacia la otra habitación se inclinó para besar a Butcher otra vez, aunque con los labios cerrados y más rápido que la primera vez. La bolsa tenía que ver, pero más tenían que ver sus ganas.

-¿Vamos a jugar?

-O podemos matar zombies. Es divertido, aunque termino muriendo siempre.

Respondió después de darle un buen sorbo a su vaso y sentirse, finalmente, un poco mareada después de tantas copas de champaña y terminar con algo bastante más fuerte que eso. Tomó la mano de Violet y la siguió hasta la habitación donde supuestamente Sveinsson tendría los juegos de video y la consola. Dio una última mirada a Pearl y a Butcher y entrecerró los ojos, dirigiéndole una mirada al muchacho que seguramente él ni siquiera vio, pero esperaba que no se aprovechara de su amiga ni nada por el estilo.

Tomó el control del X-Box y examinó la portada del disco. Se mordió la lengua y enarcó una ceja mientras leía la parte de atrás para saber exactamente de qué trataba. Bien, de peleas y tal. Quizás si solamente apretaban un simple botón pudieran alcanzar algo de ventaja como luego le pasaba con Nicholas cuando jugaban juntos al Smash Brothers en el Wii.

Tomó asiento en el sillón que estaba frente a la televisión y se quitó los zapatos, dejándolos cerca del sillón para que no estorbaran y nadie corriera peligro mortal de tropezarse y sacarse los ojos con los tacones. Jaló a Victoria para que le diera más vodka. Tomó la botella y se sirvió más y luego se lo devolvió a la rubia nuevamente.

La situación había estado bastante seria hasta ese momento que Kristján proponía beber o quitarse la ropa. -¿Cómo con el póker?-preguntó sin darle mucho vuelo al asunto mientras seguía analizando la contraportada de la caja del disco que pondrían para jugar. No había dicho nada más hasta que cayó en cuenta de que si ellas empezaban a quitarse la ropa, terminarían desnudas mucho antes de que Kristján se quitara la mitad de la suya.

-No, no Eso no es justo. Tu tienes por lo menos el doble de prendas que nosotras. Creo que esta es una artimaña para vernos desnudas, Vicky. Debería darte vergüenza.-se levantó del sillón, se volvió a poner los zapatos y se acercó a Victoria para susurrarle algo que seguramente le daría risa y terminaría delatándola.-No llevo sujetador, estaré frita si lo hacemos.

Se bebió el contenido del vaso casi por completo y de un solo sorbo. En el momento en que Victoria tomaba el control que Kristján le ofrecía. En ese momento no sabía si había accedido o no, al menos no lo había dicho verbalmente y no sabía si ahora que parecía que estaba dentro quería retirarse. Como era de esperarse, Victoria se había carcajeado con su revelación y no era para menos. Ahora ella sería la más expuesta de las dos.

Volvió a rellenarse el vaso, ya sintiendo los estragos del alcohol en su sangre y de la combinación de la champaña con el vodka islandés. Sabía que eso no había sido una buena idea pero ya no era hora para poderse echar para atrás y sacar todo el alcohol que ahora tenía en su sistema. Al contrario, bebió otro sorbo del vaso mientras Victoria encontraba el personaje que les había recomendado él en un principio.

Finalmente Victoria comenzaba a jugar y Violet se mordía las uñas porque no quería ser ella quien empezara a desnudarse. Se imaginó a Asher sermoneándola por haberse desnudado frente a Kristján y al mismo de Asher queriendo golpear al islandés en cuanto se enterara. Pero no, no se enteraría y tendría que emborracharla mucho, mucho como para que se le soltara ese pequeño detalle.

Miró la primer pelea y como ambos presionaban los botones de los controles. Observó más a Kristján y las combinaciones de colores que utilizaba y veía luego los resultados en la pantalla con el juego. Quizás no fuera tan complicado. Seguramente era prácticamente lo mismo que el Smash Brothers de Nintendo y no fuera tan complicado. Quizás en esta ronda pudiera salvarse.

Pero en el momento en que Victoria perdía la primer batalla, Violet gritó un “te voy a matar” a su amiga entre risas y nerviosismo porque sabía que de ella dependía esa siguiente batalla para no terminar casi completamente desnuda en la primer ronda. Aunque claro, su coordinación psicomotriz era casi nula, así que no tenía muchas esperanzas.

Finalmente terminó quitándose los zapatos porque Victoria era una pésima negociante y ahora sus zapatos no servían más que para lastimarle los pies. Se sentó en el suelo y cruzó las piernas delante de ella tomando el control que le entregaba Victoria. Eligió al mismo personaje y esperó a que comenzara la pelea.

-Eres un aprovechado. No te voy a dar el gusto, ya verás.

Le sonrió y se preparó para el conteo regresivo de la batalla. En cuanto comenzó, Violet empezó a presionar cuanto botón encontraban sus dedos una y otra vez, hasta que terminó optando por utilizar las combinaciones de botones que había visto a Kristján hacer cuando jugó la primera vez, esperando que le brindara aunque fuera una muy remota posibilidad. Y a pesar de que la cosa fuera en favor de la ahora pelirroja, en algún movimiento de gamer experimentado a pesar de tener un nivel de alcohol considerable en su sistema, Kristján le ganó la partida. Cómo no, que suerte, maldita sea.

-Maldita sea, te odio en este momento, maldita mujer debilucha.-sabía que gritándole al personaje de la televisión no iba a lograr absolutamente nada pero al menos descargaba un poco la frustración de haber perdido una tonta batalla de un videojuego. -Ándale Victoria, empieza a desnudarte.

Se puso de pie y se sacó poco a poco las medias color piel que llevaba debajo del vestido porque no, no iba a empezar por la pieza más importante. Eso sería el final y si es que llegaban al final. Finalmente terminó de quitárselas y las echó al sillón donde terminó sentándose después de entregarle el control nuevamente a Victoria.

-No pierdas otra vez.