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Envenenamiento
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Envenenamiento
¿Cómo había llegado a la habitación de un desconocido? El momento de decisión se dio apenas sentir la mano de Butcher bajo su falda. La había recorrido una especie de temblor por todo el cuerpo que seguramente no se le había escapado al tipo. No sabía si esa recámara le pertenecía al islandés, o si era un cuarto de visitas o lo que fuera, no iba a hacerse esas preguntas cuando lo que verdaderamente importaba ya estaba decidido.
Claro que estaba borracha y claro que seguramente todo lo que pasaba no habría sido igual de efectivo en una noche con circunstancias distintas, pero tampoco podía decir que no estaba totalmente consciente de lo que estaba haciendo y las razones. Ya no tenía que ver con una apuesta, sino con una irrefrenable sensación de curiosidad, que él incentivaba con su mirada, con ese proceder seguro de lo que estaba haciendo, que lo había todavía más atractivo.
Apenas se había levantado había echado un vistazo hacia la habitación donde se habían desaparecido para jugar x-box pero había bastado volver a mirarlo a él para saber que era probable que se arrepintiera después de no haber seguido con sus instintos. Y sí, estaba siendo llevada solamente por impulsos, cosa de la que no se daba el lujo muy seguido. Luego de decirle que no tenía ganas de jugar, se había dejado guiar hasta ahí.
Se sentía extraña, claro estaba. Había pasado mucho tiempo con una sola persona, y las diferencias eran bastante claras entre uno y otro. Le costaba mirarlo, como si doliera un poco, aunque ese sensación era al mismo tiempo agradable, puramente física. Su nerviosismo era quizás palpable, desvió su atención hacia cualquier lado: fotos de Islandia o de a saber dónde, discos cuyos títulos no alcanzaba a leer, el color del cubrecama, la manija de la puerta. Le parecía estúpido decir “no suelo hacer estas cosas”, así que mejor no dijo nada. Apenas volvió a acercarse a él acarició su nuca sin atreverse a besarlo, claramente esperando su iniciativa. No estaba replanteándose nada, no iba a salir corriendo de ahí de pronto.
Claro que estaba borracha y claro que seguramente todo lo que pasaba no habría sido igual de efectivo en una noche con circunstancias distintas, pero tampoco podía decir que no estaba totalmente consciente de lo que estaba haciendo y las razones. Ya no tenía que ver con una apuesta, sino con una irrefrenable sensación de curiosidad, que él incentivaba con su mirada, con ese proceder seguro de lo que estaba haciendo, que lo había todavía más atractivo.
Apenas se había levantado había echado un vistazo hacia la habitación donde se habían desaparecido para jugar x-box pero había bastado volver a mirarlo a él para saber que era probable que se arrepintiera después de no haber seguido con sus instintos. Y sí, estaba siendo llevada solamente por impulsos, cosa de la que no se daba el lujo muy seguido. Luego de decirle que no tenía ganas de jugar, se había dejado guiar hasta ahí.
Se sentía extraña, claro estaba. Había pasado mucho tiempo con una sola persona, y las diferencias eran bastante claras entre uno y otro. Le costaba mirarlo, como si doliera un poco, aunque ese sensación era al mismo tiempo agradable, puramente física. Su nerviosismo era quizás palpable, desvió su atención hacia cualquier lado: fotos de Islandia o de a saber dónde, discos cuyos títulos no alcanzaba a leer, el color del cubrecama, la manija de la puerta. Le parecía estúpido decir “no suelo hacer estas cosas”, así que mejor no dijo nada. Apenas volvió a acercarse a él acarició su nuca sin atreverse a besarlo, claramente esperando su iniciativa. No estaba replanteándose nada, no iba a salir corriendo de ahí de pronto.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Había un montón de diferencias entre Pearl y las mujeres con las que solía terminar enredado, por las cuales a veces el islandés le soltaba unas cuantas bromas maliciosas. Llevaba los tragos que tenía encima con una actitud muy distinta a las que conocía, no hacía escándalos ni quería pretender que podía beber aún más, no se ponía osada ni dominante, así que él no tenía que ser demasiado agresivo en su afán por imponerse y empezar ese juego estúpido tan parecido a una pelea. No hacía falta, una mirada parecía ponerla en la disposición adecuada.
Pero no significaba que fuera algo parecido a una víctima, que él tuviera todo bajo control. Esa rara timidez que se le escapaba de manera involuntaria, curioseando sin prestar atención alrededor de la habitación y después acercándose justo como había hecho antes, movida por quién sabe qué razones. Todo eso le tenía bastante descontrolado, estaba actuando de manera mucho más lenta y fuera de su juego que de costumbre, y eso le volvía loco. Acarició su cuello con ambas manos y después recorrió sus hombros y sus brazos, hasta llegar a su talle, que rodeó con ambas manos, bajando la mirada hacia su figura delicada, de niña buena. Era una niña buena, no jugaba a que lo era, de eso estaba seguro.
Cuando la volvió a besar, súbitamente, enredó las manos en su cabello, tirando un poco de él al separarse, sólo para que al hacer su rostro hacia atrás apreciara la suave línea de su rostro. Bajó el cierre trasero de su vestido para tocar la piel de su espalda, sin dejar de besarla. Parecía que demoraría mucho en seguir parado frente a ella, pero fue hasta la cama con esa mezcla de nerviosismo e impaciencia que intentaba controlar. Sentado desde la cama la miró con la espalda medio descubierta sin poder ocultar su excitación.
"Ven aquí, quiero quitarte ese vestido caro." Cualquiera hubiera pensado que ese era un comentario de mal gusto, mencionar que era un vestido caro. Él sólo decía lo que tenía en mente.
Se pasó una mano por el cortísimo cabello y sonrió apenas, pensando que eso seguía siendo mucho más de lo que podía haber pedido esa noche. Sentía que alrededor había demasiado silencio, estaba acostumbrado a las mujeres que hablaban casi a gritos, que intentaban torpemente hacer su voluntad y tenían las propuestas más obscenas dependiendo el nivel de intoxicación que llevaran encima. No hacía falta decir que de eso no había nada dentro de esa habitación.
Pero no significaba que fuera algo parecido a una víctima, que él tuviera todo bajo control. Esa rara timidez que se le escapaba de manera involuntaria, curioseando sin prestar atención alrededor de la habitación y después acercándose justo como había hecho antes, movida por quién sabe qué razones. Todo eso le tenía bastante descontrolado, estaba actuando de manera mucho más lenta y fuera de su juego que de costumbre, y eso le volvía loco. Acarició su cuello con ambas manos y después recorrió sus hombros y sus brazos, hasta llegar a su talle, que rodeó con ambas manos, bajando la mirada hacia su figura delicada, de niña buena. Era una niña buena, no jugaba a que lo era, de eso estaba seguro.
Cuando la volvió a besar, súbitamente, enredó las manos en su cabello, tirando un poco de él al separarse, sólo para que al hacer su rostro hacia atrás apreciara la suave línea de su rostro. Bajó el cierre trasero de su vestido para tocar la piel de su espalda, sin dejar de besarla. Parecía que demoraría mucho en seguir parado frente a ella, pero fue hasta la cama con esa mezcla de nerviosismo e impaciencia que intentaba controlar. Sentado desde la cama la miró con la espalda medio descubierta sin poder ocultar su excitación.
"Ven aquí, quiero quitarte ese vestido caro." Cualquiera hubiera pensado que ese era un comentario de mal gusto, mencionar que era un vestido caro. Él sólo decía lo que tenía en mente.
Se pasó una mano por el cortísimo cabello y sonrió apenas, pensando que eso seguía siendo mucho más de lo que podía haber pedido esa noche. Sentía que alrededor había demasiado silencio, estaba acostumbrado a las mujeres que hablaban casi a gritos, que intentaban torpemente hacer su voluntad y tenían las propuestas más obscenas dependiendo el nivel de intoxicación que llevaran encima. No hacía falta decir que de eso no había nada dentro de esa habitación.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Se le quedó mirando como si intentara evaluar, a destiempo, por qué había sido tan relativamente fácil terminar ahí. Frunció un poco el ceño pero el gesto se fue convirtiendo en una sonrisa a medias, era fácil sentirse bien con la idea de estar haciendo lo que quería sin buscarle un montón de razones y explicaciones. Contuvo el aliento al advertir que bajaba el cierre de su vestido y su respiración se volvió visiblemente irregular. De cualquier forma el nerviosismo poco a poco se iba convirtiendo en excitación ascendente.
No le molestó el comentario, quizá porque su mente ya estaba enfocada completamente en otra cosa. Alguna vez una chica en una fiesta le había dicho que llevaba encima su sueldo de seis meses, o algo así, en esa ocasión no había puesto buena cara, pero él no pretendía hacer otra cosa más que quitarle el vestido, así que eso era lo único en lo que pensaba. Sonrió un poco y antes de ir hacia él se quitó los zapatos, dejándolos por ahí y caminando descalza hasta donde estaba.
Se quedó de pie, inclinándose un poco para tomarlo por el cuello y besarlo, con muchas más ansias y menos timidez que el resto de los besos que le había dado hasta el momento, buscando su lengua antes de acomodar las rodillas sobre la cama y sentarse encima de él temiendo por un momento que el vestido se rasgara, pero olvidándolo después.
Le gustó la firmeza de sus hombros, la manera en que se sentían sus brazos, la fuerza que parecía capaz de aplicar aunque hasta el momento solo había quedado implícita. De pronto sentir sus manos se había convertido en una necesidad física muy extraña y estaba segura de no haber experimentado antes atracción de ese tipo hacia alguien, mucho menos alguien como él, supiera o no cuando hablaba de vodka polaco.
No tardó mucho en empezar a desabrochar su camisa, otra vez frunciendo ligeramente el ceño como si estuviera en medio de una evaluación, aunque sus manos se movían como si llevara demasiada prisa por desnudarlo. Negó un par de veces con la cabeza, recordándose que estaba cometiendo una locura, pero la sonrisa inevitable delataba que no estaba ni un poco arrepentida.
No le molestó el comentario, quizá porque su mente ya estaba enfocada completamente en otra cosa. Alguna vez una chica en una fiesta le había dicho que llevaba encima su sueldo de seis meses, o algo así, en esa ocasión no había puesto buena cara, pero él no pretendía hacer otra cosa más que quitarle el vestido, así que eso era lo único en lo que pensaba. Sonrió un poco y antes de ir hacia él se quitó los zapatos, dejándolos por ahí y caminando descalza hasta donde estaba.
Se quedó de pie, inclinándose un poco para tomarlo por el cuello y besarlo, con muchas más ansias y menos timidez que el resto de los besos que le había dado hasta el momento, buscando su lengua antes de acomodar las rodillas sobre la cama y sentarse encima de él temiendo por un momento que el vestido se rasgara, pero olvidándolo después.
Le gustó la firmeza de sus hombros, la manera en que se sentían sus brazos, la fuerza que parecía capaz de aplicar aunque hasta el momento solo había quedado implícita. De pronto sentir sus manos se había convertido en una necesidad física muy extraña y estaba segura de no haber experimentado antes atracción de ese tipo hacia alguien, mucho menos alguien como él, supiera o no cuando hablaba de vodka polaco.
No tardó mucho en empezar a desabrochar su camisa, otra vez frunciendo ligeramente el ceño como si estuviera en medio de una evaluación, aunque sus manos se movían como si llevara demasiada prisa por desnudarlo. Negó un par de veces con la cabeza, recordándose que estaba cometiendo una locura, pero la sonrisa inevitable delataba que no estaba ni un poco arrepentida.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
La observó quitarse los zapatos y acercarse a él, esta vez besándolo con más decisión que cuando recién habían entrado en la habitación, notando que poco a poco se sentía más segura de estar haciendo eso, aunque seguía controlándose un poco. Al menos no había terminado follándosela contra una pared sin siquiera quitarle la ropa. La tomó por la cintura durante el beso, presionando sus caderas contra él y reduciendo aún más cualquier espacio que pudiera haber entre ellos, seguramente ya habría sentido que se la había puesto dura, aunque realmente había ocurrido desde que había metido la mano entre sus piernas logrando ser discreto cuando aún estaban entre los demás.
Levantó el vestido deslizándolo por sus muslos y dándose cuenta que sumado al cierre trasero casi bajado por completo, quedaba poca tela sobre su cuerpo. Aunque le había dicho que quería hacerlo, no la hizo deshacerse del vestido y prefirió dejarlo así, medio abierto, medio desplazado. La miró mientras le desabotonaba la camisa y por un instante se sonrió también.
"¿De qué te ríes?" Se lo preguntó sin esperar una respuesta, bajando hasta la cintura su vestido para mirarla quedándose en sostén sobre él, su peso apenas perceptible. Se incorporó y puso la mano abierta en su espalda baja para girarla y quedar sobre ella en la cama.
Se deshizo de la camisa medio abierta y volvió a besarla con más avidez, al fin dándose el lujo de tirar un poco de su carnoso labio inferior. No dejó de mirarla cuando su mano fue de nuevo entre sus piernas, procurando hacer a un lado su braga e ir directamente a donde estaba más húmeda. Abrió un poco la boca como si quisiera volver a besarla pero no lo hizo inmediatamente, prefirió sentir esa calidez en sus dedos, imaginar que pocos habían metido la mano ahí más por fantasía que por certeza. Acarició sus labios con la misma mano que antes la hubiera tocado y culminó la jugada con un beso. La jugada, en esos terrenos también se pensaba en jugada.
No pudo dejar de besarla después de sentir su propio sabor en ese beso, sutil, apenas perceptible. Abarcó con la mano uno de sus pechos, poco a poco dejando de ser tan sutil como había intentando al principio, dejando poco a poco la lentitud en los movimientos, la delicadeza. No pudo evitar volver a tocarla entre las piernas, pero esta vez procurando quitarle las bragas y recorrerla con dedicación, aunque en ese movimiento no había ya algo parecido a la delicadeza.
Levantó el vestido deslizándolo por sus muslos y dándose cuenta que sumado al cierre trasero casi bajado por completo, quedaba poca tela sobre su cuerpo. Aunque le había dicho que quería hacerlo, no la hizo deshacerse del vestido y prefirió dejarlo así, medio abierto, medio desplazado. La miró mientras le desabotonaba la camisa y por un instante se sonrió también.
"¿De qué te ríes?" Se lo preguntó sin esperar una respuesta, bajando hasta la cintura su vestido para mirarla quedándose en sostén sobre él, su peso apenas perceptible. Se incorporó y puso la mano abierta en su espalda baja para girarla y quedar sobre ella en la cama.
Se deshizo de la camisa medio abierta y volvió a besarla con más avidez, al fin dándose el lujo de tirar un poco de su carnoso labio inferior. No dejó de mirarla cuando su mano fue de nuevo entre sus piernas, procurando hacer a un lado su braga e ir directamente a donde estaba más húmeda. Abrió un poco la boca como si quisiera volver a besarla pero no lo hizo inmediatamente, prefirió sentir esa calidez en sus dedos, imaginar que pocos habían metido la mano ahí más por fantasía que por certeza. Acarició sus labios con la misma mano que antes la hubiera tocado y culminó la jugada con un beso. La jugada, en esos terrenos también se pensaba en jugada.
No pudo dejar de besarla después de sentir su propio sabor en ese beso, sutil, apenas perceptible. Abarcó con la mano uno de sus pechos, poco a poco dejando de ser tan sutil como había intentando al principio, dejando poco a poco la lentitud en los movimientos, la delicadeza. No pudo evitar volver a tocarla entre las piernas, pero esta vez procurando quitarle las bragas y recorrerla con dedicación, aunque en ese movimiento no había ya algo parecido a la delicadeza.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Para esas alturas estaba segura de que si se la hubiera follado contra una pared, tampoco habría puesto resistencia. Estando encima de él no paraba de suspirar a medias, y le gustó sentirse así, a medio desnudar, con un extraño. Le gustó más estar bajo él, verlo sin camisa y poder recorrer su torso con las yemas de los dedos, tocándolo de forma sutil y después recorriéndolo con las palmas de las manos, cerrando los ojos al sentir el tirón en su labio inferior, que le provocó olvidar cualquier tipo de pudor al momento de besarlo, cada vez más ansiosa.
Cerró los ojos al sentir sus dedos entre sus piernas, se mordió los labios y ahogó un gemido convirtiéndolo casi en una especie de ronroneo involuntario. Estiró las piernas, excitándose demasiado rápido, sintiéndose demasiado mojada por la combinación de factores inesperados. Mordió un poco sus dedos cuando le acarició los labios después de haberla tocado y correspondió a sus besos con la misma avidez. La poco a poco más perceptible falta de delicadeza no hacía otra cosa que despertarla más, que provocarle más hambre.
Le desabrochó el pantalón con inusitada urgencia, buscando sentirlo, acariciarlo, comprobar qué tan excitado estaba por ella. Cada vez más llevada por sus impulsos siguió besándolo mientras lo acariciaba antes de buscarle la mirada, sintiendo que no podía aguantar medio segundo más. Verlo así, encima de ella, con ese cuerpo perfectamente formado, le parecía demasiado abrumador como para ser paciente, en ese instante sentía que podría tocar sus hombros, morderlos y pasar la lengua por su cuello y por su pecho hasta el cansancio.
-Fóllame ya.
Le exigió, con el mismo color demandante en el tono que le había impuesto a la primera vez que lo había besado. Claro que estaba esperando que se protegiera y no se le había olvidado eso en la locura del momento, no querría tener que recordárselo por más urgencia que tuviera de sentirlo dentro y seguir perdiéndose en esa espiral en la que se había metido sin remedio.
Cerró los ojos al sentir sus dedos entre sus piernas, se mordió los labios y ahogó un gemido convirtiéndolo casi en una especie de ronroneo involuntario. Estiró las piernas, excitándose demasiado rápido, sintiéndose demasiado mojada por la combinación de factores inesperados. Mordió un poco sus dedos cuando le acarició los labios después de haberla tocado y correspondió a sus besos con la misma avidez. La poco a poco más perceptible falta de delicadeza no hacía otra cosa que despertarla más, que provocarle más hambre.
Le desabrochó el pantalón con inusitada urgencia, buscando sentirlo, acariciarlo, comprobar qué tan excitado estaba por ella. Cada vez más llevada por sus impulsos siguió besándolo mientras lo acariciaba antes de buscarle la mirada, sintiendo que no podía aguantar medio segundo más. Verlo así, encima de ella, con ese cuerpo perfectamente formado, le parecía demasiado abrumador como para ser paciente, en ese instante sentía que podría tocar sus hombros, morderlos y pasar la lengua por su cuello y por su pecho hasta el cansancio.
-Fóllame ya.
Le exigió, con el mismo color demandante en el tono que le había impuesto a la primera vez que lo había besado. Claro que estaba esperando que se protegiera y no se le había olvidado eso en la locura del momento, no querría tener que recordárselo por más urgencia que tuviera de sentirlo dentro y seguir perdiéndose en esa espiral en la que se había metido sin remedio.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
No encontró imagen más poderosa que la de esa niña bonita mordisqueando un poco sus dedos cuando acariciaba sus labios, lo que le hizo gruñir levemente al no poder contener lo jodidamente excitado que estaba ya, aunque tenía la impresión de que no estaba haciendo nada como quería, que no estaba usando sus mejores trucos y sólo estaba dejándose llevar por esa novedad, por lo distinta que era Pearl en muchos sentidos, por lo mucho que eso le volvía loco.
Abrió un poco más la boca en un gemido contenido al sentir que lo tocaba después de desabrochar con prisa sus pantalones. Tomó su mano y se la puso directamente en la polla mirándola con intensidad, queriendo que la sintiera como si quisiera decirle que había sido ella, solo ella, quien se la había puesto dura. Lamió sus propios dedos antes de volver a tocar las tetas que apenas tenía descubiertas con todo ese movimiento de ropa sin terminar de desnudarse y después puso los labios en ellos, sintiéndola excitarse al contacto, de nuevo gruñendo un poco a causa de la excitación. Todavía tirando un poco de su pezón con los labios y no con los dientes, alcanzó a mirarla cuando le exigía que la follara, lo que le hizo sonreír un poco y volver a besarla.
"Te voy a follar... te voy a follar hasta que no puedas..." se lo dijo mirándola con la misma intensidad con que la había mirado después de ese primer beso, como si hubiera estado guardando esas palabras desde ese instante. Después de que la besara por segunda vez afuera del hotel había deseado poner la lengua en su hermoso coño de olor a niña buena, a ropa interior que no se había puesto pretendiendo terminar acostándose con cualquier tipo, con él, él era cualquier tipo y eso lo excitaba todavía más. De la cartera en sus pantalones sacó un preservativo y se deshizo de los pantalones, los calcetines, todo lo que les estorbaba cada vez más.
Intentó quitarle el vestido pero no pudo e incluso sonrió con cierta frustración cuando el paquete metálico del preservativo seguía reposando sobre la colcha como un punto focal. Tampoco quería ser un absoluto animal y terminar por estropearle un cierre o algo así.
"Quítate eso, me voy a volver loco"Mientras ella se apiadara de él deshaciéndose del vestido por completo, acarició sus piernas, besando sus rodillas y después deslizándose hasta sus tobillos y luego a sus pies, entreteniéndose en recorrer sus dedos con la lengua mientras se decidía a sacarse la prenda.
Abrió un poco más la boca en un gemido contenido al sentir que lo tocaba después de desabrochar con prisa sus pantalones. Tomó su mano y se la puso directamente en la polla mirándola con intensidad, queriendo que la sintiera como si quisiera decirle que había sido ella, solo ella, quien se la había puesto dura. Lamió sus propios dedos antes de volver a tocar las tetas que apenas tenía descubiertas con todo ese movimiento de ropa sin terminar de desnudarse y después puso los labios en ellos, sintiéndola excitarse al contacto, de nuevo gruñendo un poco a causa de la excitación. Todavía tirando un poco de su pezón con los labios y no con los dientes, alcanzó a mirarla cuando le exigía que la follara, lo que le hizo sonreír un poco y volver a besarla.
"Te voy a follar... te voy a follar hasta que no puedas..." se lo dijo mirándola con la misma intensidad con que la había mirado después de ese primer beso, como si hubiera estado guardando esas palabras desde ese instante. Después de que la besara por segunda vez afuera del hotel había deseado poner la lengua en su hermoso coño de olor a niña buena, a ropa interior que no se había puesto pretendiendo terminar acostándose con cualquier tipo, con él, él era cualquier tipo y eso lo excitaba todavía más. De la cartera en sus pantalones sacó un preservativo y se deshizo de los pantalones, los calcetines, todo lo que les estorbaba cada vez más.
Intentó quitarle el vestido pero no pudo e incluso sonrió con cierta frustración cuando el paquete metálico del preservativo seguía reposando sobre la colcha como un punto focal. Tampoco quería ser un absoluto animal y terminar por estropearle un cierre o algo así.
"Quítate eso, me voy a volver loco"Mientras ella se apiadara de él deshaciéndose del vestido por completo, acarició sus piernas, besando sus rodillas y después deslizándose hasta sus tobillos y luego a sus pies, entreteniéndose en recorrer sus dedos con la lengua mientras se decidía a sacarse la prenda.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Que no fuera algo común para ella, eso de follarse a un tipo que acababa de conocer esa misma noche, parecía provocar que todo se sintiera más intenso, empezando por su boca sobre sus pechos, haciéndola aguantar la respiración de nuevo, aunque ya sin pizca del nerviosismo inicial. Ni siquiera en sus viajes había decidido romper esa regla de no acosarse con el primero que se viera deseable y le ofreciera algo. Peor aún, Butcher ni siquiera le había ofrecido nada.
Sus palabras la hicieron mojarse todavía más, no podía esperar ya demasiado para que cumpliera lo que decía. Le gustaba todo él en ese momento, su mirada penetrante y poderosa, la manera en que se veían sus músculos, el compás salvaje aparentemente desordenado que imponía su cuerpo, la textura de su lengua, incluso su acento al hablar que parecía aumentar el impacto de esa fantasía.
Le sonrió con la orden de que se quitara el vestido y se apresuró a acatarla. Encogiendo las piernas y quitándolas de su alcance solo para medio incorporarse y cumplir con la tarea, dejándolo en cualquier parte. No tardó demasiado antes de rodearlo con los brazos y besarlo, atrayéndolo hacia ella mientras saboreaba sus labios con más paciencia de la que en realidad tenía, recorriéndolos con la lengua mientras sus manos seguían con la tarea de reconocer su cuerpo, pensando solo por sentirlo que era la decisión más sensata que había tomado en materia de acostarse con alguien. Enloqueciendo, en resumen. Recorrió su espalda, bajó hasta su trasero, pensando que todo era demasiado firme, demasiado esculpido, sin que eso le molestara, por el contrario.
-¿Por qué? ¿Por qué?
Le preguntó casi con desesperación golpeando su pecho con el puño cerrado sin nada de fuerza, sonriéndole un poco. No habría hecho esa pregunta de no estar algo borracha. Le preguntaba, en realidad, por qué demonios estaba tan llanamente bueno. Era irreal e ilógico, hasta grosero. Lo besó, medio enojada, medio obnubilada, demasiado excitada, queriendo sentirlo hasta lo más profundo, todo el tiempo, hasta que no pudiera más.
Sus palabras la hicieron mojarse todavía más, no podía esperar ya demasiado para que cumpliera lo que decía. Le gustaba todo él en ese momento, su mirada penetrante y poderosa, la manera en que se veían sus músculos, el compás salvaje aparentemente desordenado que imponía su cuerpo, la textura de su lengua, incluso su acento al hablar que parecía aumentar el impacto de esa fantasía.
Le sonrió con la orden de que se quitara el vestido y se apresuró a acatarla. Encogiendo las piernas y quitándolas de su alcance solo para medio incorporarse y cumplir con la tarea, dejándolo en cualquier parte. No tardó demasiado antes de rodearlo con los brazos y besarlo, atrayéndolo hacia ella mientras saboreaba sus labios con más paciencia de la que en realidad tenía, recorriéndolos con la lengua mientras sus manos seguían con la tarea de reconocer su cuerpo, pensando solo por sentirlo que era la decisión más sensata que había tomado en materia de acostarse con alguien. Enloqueciendo, en resumen. Recorrió su espalda, bajó hasta su trasero, pensando que todo era demasiado firme, demasiado esculpido, sin que eso le molestara, por el contrario.
-¿Por qué? ¿Por qué?
Le preguntó casi con desesperación golpeando su pecho con el puño cerrado sin nada de fuerza, sonriéndole un poco. No habría hecho esa pregunta de no estar algo borracha. Le preguntaba, en realidad, por qué demonios estaba tan llanamente bueno. Era irreal e ilógico, hasta grosero. Lo besó, medio enojada, medio obnubilada, demasiado excitada, queriendo sentirlo hasta lo más profundo, todo el tiempo, hasta que no pudiera más.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
No tuvo tiempo de mirarla desnuda de nuevo por que se apresuraba a besarlo y él correspondía, recorriéndola toda con las manos, sintiendo que le resultarían ásperas para la sensación tan suave de su piel, sus formas tan delicadas y cálidas, como si lo invitaran a tocarla con calma toda la noche aunque eso fuera realmente imposible. Sintió sus manos tocándolo, sabiendo que dedicarse a algo puramente físico siempre le daba cierta ventaja a la hora de estar con una mujer, y a todas les gustaba un tipo con buenos músculos, como a todos los hombres les gustaba una mujer proporcionada, era simple. No entrenaba 5 horas al día para no darse el lujo, al menos a veces, de saber que su cuerpo le gustaba a las chicas con las que estaba sin excepción.
Se mantenía modesto después de todo, y siempre era una suerte tener una mujer desnuda entre sus brazos, más si la mujer era particularmente bonita, más si el encuentro había sido totalmente impredecible. Sonrió a medias con su pregunta, algo extrañado mientras le apartaba el cabello de la cara y empezaba a besar su cuello, su otra mano yendo de nuevo entre sus piernas, sintiéndola más húmeda que antes, como si fuera su cuerpo el que pidiera a gritos que lo hiciera de una vez. Nada le hacía sentir mejor que la certeza de tener a una mujer tan excitada.
"¿Por qué, qué, pianista?" alcanzó a decirle antes de incorporarse para ponerse el preservativo de una vez. La tomó por las caderas haciendo que las levantara de la cama en un ángulo que sabía que podía lograr por que era pequeña y le puso las piernas sobre los hombros "Así, justo así... estás tan mojada..."
Esa primera sensación era incomparable, apenas estuvo dentro, tan estrecha a causa de su posición que tuvo que cerrar los ojos con fuerza mientras, con inusitada delicadeza, tocaba de nuevo esa humedad apenas rozándola con las yemas de los dedos y después probándola un poco. Pasó una de sus piernas al mismo lado de su hombro acrecentando la sensación y gimiendo de nuevo, aún sin empezar a moverse, aún con los ojos cerrados. Si además de todo la veía ahí tan desnuda como se había quedado seguramente terminaría viniéndose en mucho menos tiempo del que había planeado.
Se mantenía modesto después de todo, y siempre era una suerte tener una mujer desnuda entre sus brazos, más si la mujer era particularmente bonita, más si el encuentro había sido totalmente impredecible. Sonrió a medias con su pregunta, algo extrañado mientras le apartaba el cabello de la cara y empezaba a besar su cuello, su otra mano yendo de nuevo entre sus piernas, sintiéndola más húmeda que antes, como si fuera su cuerpo el que pidiera a gritos que lo hiciera de una vez. Nada le hacía sentir mejor que la certeza de tener a una mujer tan excitada.
"¿Por qué, qué, pianista?" alcanzó a decirle antes de incorporarse para ponerse el preservativo de una vez. La tomó por las caderas haciendo que las levantara de la cama en un ángulo que sabía que podía lograr por que era pequeña y le puso las piernas sobre los hombros "Así, justo así... estás tan mojada..."
Esa primera sensación era incomparable, apenas estuvo dentro, tan estrecha a causa de su posición que tuvo que cerrar los ojos con fuerza mientras, con inusitada delicadeza, tocaba de nuevo esa humedad apenas rozándola con las yemas de los dedos y después probándola un poco. Pasó una de sus piernas al mismo lado de su hombro acrecentando la sensación y gimiendo de nuevo, aún sin empezar a moverse, aún con los ojos cerrados. Si además de todo la veía ahí tan desnuda como se había quedado seguramente terminaría viniéndose en mucho menos tiempo del que había planeado.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
No le iba a contestar a qué se refería con su pregunta, ¿qué le iba a decir? ¿Que era el tipo mejor formado con el que había estado? Pues no, así que solo sonrió a medias y cerró los ojos pensando que había sido una suerte que la noche no hubiera terminado con Michael Bublé y ella de peor humor que nunca. Estaba cumpliendo lo que le había dicho, qué le podía quitarle por completo el mal humor.
Se dejó hacer cumpliéndole la postura que tenía, que no le costaba trabajo, aunque le pareció también un movimiento arriesgado para iniciar, lo que también lo hacía diferente. Generalmente los tipos con los que había estado antes del violinista se limitaban a no pensar gran cosa y solo ponerse encima y hacer lo suyo.
Se remojó los labios y ahogó un gemido al sentirlo dentro por fin como tanto había querido. Intentó controlar su respiración, también cerrando los ojos un momento, acostumbrándose a la sensación, y también trataba de no preocuparse por cómo se veía su cuerpo, por si todo estaba perfecto. Abrió los ojos después, fallando en el tema de recuperar la respiración regular, sintiéndose cada vez más agitada, mirándolo con intensidad aunque él no la veía, entreabriendo los labios sintiéndose capaz de seguirlo tocando hasta que le quemaran las manos.
A pesar de todo el alcohol sentía su piel despierta, su cuerpo reaccionando con rapidez, ávido. Estiró la mano para volver a tocarlo, aunque fuera solo el brazo y luego volvió a aferrarse al cubrecama que tenía debajo. Movió las caderas hacia él, manteniendo el ángulo elevado, dejando que su ansiedad y su instinto marcaran el movimiento, pero siendo muy consciente al momento en que apretaba un poco sus interiores, atrapándolo y exigiéndolo.
La posición lo maximizaba todo, poder sentir sus dedos entre sus piernas, poder verlo así tan aparentemente imponente, dominante. No le molestaba, la había excitado desde el principio que no hiciera preguntas y actuara, que pareciera tener control total de la situación, aunque de pronto hubiera decidido iniciar una guerra contra él en ese sentido, solo usando los movimientos de su cuerpo.
Se dejó hacer cumpliéndole la postura que tenía, que no le costaba trabajo, aunque le pareció también un movimiento arriesgado para iniciar, lo que también lo hacía diferente. Generalmente los tipos con los que había estado antes del violinista se limitaban a no pensar gran cosa y solo ponerse encima y hacer lo suyo.
Se remojó los labios y ahogó un gemido al sentirlo dentro por fin como tanto había querido. Intentó controlar su respiración, también cerrando los ojos un momento, acostumbrándose a la sensación, y también trataba de no preocuparse por cómo se veía su cuerpo, por si todo estaba perfecto. Abrió los ojos después, fallando en el tema de recuperar la respiración regular, sintiéndose cada vez más agitada, mirándolo con intensidad aunque él no la veía, entreabriendo los labios sintiéndose capaz de seguirlo tocando hasta que le quemaran las manos.
A pesar de todo el alcohol sentía su piel despierta, su cuerpo reaccionando con rapidez, ávido. Estiró la mano para volver a tocarlo, aunque fuera solo el brazo y luego volvió a aferrarse al cubrecama que tenía debajo. Movió las caderas hacia él, manteniendo el ángulo elevado, dejando que su ansiedad y su instinto marcaran el movimiento, pero siendo muy consciente al momento en que apretaba un poco sus interiores, atrapándolo y exigiéndolo.
La posición lo maximizaba todo, poder sentir sus dedos entre sus piernas, poder verlo así tan aparentemente imponente, dominante. No le molestaba, la había excitado desde el principio que no hiciera preguntas y actuara, que pareciera tener control total de la situación, aunque de pronto hubiera decidido iniciar una guerra contra él en ese sentido, solo usando los movimientos de su cuerpo.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Sintió la sutileza de sus caricias en el brazo y pudo mirarla al fin justo cuando se movía hacia él, demostrando que deseaba que continuara todo, que siguiera, que estaba tan ansiosa por llegar hasta el final como él. Gimió intentando contenerse un poco cuando la sentía exigiéndolo, estrechándose aún más. Bajó la cabeza y la vista de nuevo, exhalando sin discreción antes de abalanzarse de nuevo sobre ella, esta vez abriendo sus piernas, dejando esa posición en que todo era lento y torturante.
Esta vez el ángulo dio para poder besarla de nuevo y apretó sus muñecas sobre la cama como si acaso ella estuviera resistiéndose. También le gustaba ese juego, y si no se acordara de pronto que apenas hacía unas horas no conocía a esa chica de nada, le hubiera dicho con todas sus palabras que peleara. También le hubiera dicho que nada le resultaba más excitante que una bofetada dad en serio, no había qué arriesgarse con rarezas cuando todavía no se anotaba un éxito completo.
En vez de seguir presionando sus muñecas contra el colchón la tomó por la espalda baja para darle la vuelta, la quería ver encima, moviéndose como le diera la gana y balanceándose desnuda sobre él, quería sentir que esa niña educada y pedante con su vodka polaco no quisiera nada más que sentirlo adentro, venirse sobre él, leer todo su placer en su expresión. Esta vez fue él quien estiró un poco la mano para acariciar su cabello antes de besarla de nuevo.
"Fóllame, anda" Se lo dijo con un tono imperativo, poniendo las manos en su cintura para volver a acrecentar la sensación de estar dentro de ella.
La excitación le hacía tensar los músculos, incluso incorporarse un poco en un ademán no terminado de querer besarla de nuevo, llevando la mano de su cintura a sus pechos, pasando el pulgar por su piel excitada y después volviendo a controlar sus movimientos, esperándola, deseando cada vez más que se moviera a su ritmo, que hiciera lo que le diera la gana.
Esta vez el ángulo dio para poder besarla de nuevo y apretó sus muñecas sobre la cama como si acaso ella estuviera resistiéndose. También le gustaba ese juego, y si no se acordara de pronto que apenas hacía unas horas no conocía a esa chica de nada, le hubiera dicho con todas sus palabras que peleara. También le hubiera dicho que nada le resultaba más excitante que una bofetada dad en serio, no había qué arriesgarse con rarezas cuando todavía no se anotaba un éxito completo.
En vez de seguir presionando sus muñecas contra el colchón la tomó por la espalda baja para darle la vuelta, la quería ver encima, moviéndose como le diera la gana y balanceándose desnuda sobre él, quería sentir que esa niña educada y pedante con su vodka polaco no quisiera nada más que sentirlo adentro, venirse sobre él, leer todo su placer en su expresión. Esta vez fue él quien estiró un poco la mano para acariciar su cabello antes de besarla de nuevo.
"Fóllame, anda" Se lo dijo con un tono imperativo, poniendo las manos en su cintura para volver a acrecentar la sensación de estar dentro de ella.
La excitación le hacía tensar los músculos, incluso incorporarse un poco en un ademán no terminado de querer besarla de nuevo, llevando la mano de su cintura a sus pechos, pasando el pulgar por su piel excitada y después volviendo a controlar sus movimientos, esperándola, deseando cada vez más que se moviera a su ritmo, que hiciera lo que le diera la gana.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
No lo sintió como una agresión directa, nada de eso, pero el movimiento de apresar sus muñecas había detonado algo, aunque por el momento no supiera exactamente qué. Le habían provocado mirarlo con intensidad, enfatizar sus movimientos, sentirse distinta por un segundo. Esas sensaciones estaban más que bien, sobretodo considerando que era la primera vez que se acostaba con alguien luego de su fatídico rompimiento.
El cambio de posición le pareció brusco, totalmente inesperado, y por eso le sacó una sonrisa. Lo miró desde ese lugar distinto y pareció fruncirle el ceño con el tono de orden pero en realidad no hizo más que obedecer, aunque tuviera un gesto falsamente renuente, falsamente molesto. Le gustaba sentir lo áspero de sus manos y la firmeza de su cuerpo ahora bajo el suyo.
Volvió a repasar con las palmas de las manos su pecho, se inclinó para pasar la lengua por su cuello y luego buscar sus labios mientras apoyaba las palmas de las manos a los lados, buscando el impulso para balancear la cadera, para moverse sobre él y follárselo como se lo pedía, o más bien como quería. Podía sentir la humedad de su cuerpo aumentando rápidamente ante la sensación, gimió un poco en su oído, sin dejar de pensar que era un auténtico desconocido y que todo eso, de una manera u otra, por las razones que fueran, había sido iniciativa suya.
-Quiero que te corras…que lo hagas dentro de mi.
Al inicio de la noche no habría imaginado estarle exigiendo esas cosas a un extraño y sentir que era la verdad más rotunda que había dicho en mucho tiempo. Se incorporó para verlo desde arriba y le tomó las manos para que las pusiera sobre sus pechos, moviéndose más rápido, sintiéndolo más profundo, intentando encontrar la vibración adecuada, el ritmo preciso, aumentando el tono de forma paulatina. Cerró los ojos, gimió más sin poder contenerse, olvidando que en realidad no estaban solos en ese departamento que a ella no terminaba de parecerle tan grande.
El cambio de posición le pareció brusco, totalmente inesperado, y por eso le sacó una sonrisa. Lo miró desde ese lugar distinto y pareció fruncirle el ceño con el tono de orden pero en realidad no hizo más que obedecer, aunque tuviera un gesto falsamente renuente, falsamente molesto. Le gustaba sentir lo áspero de sus manos y la firmeza de su cuerpo ahora bajo el suyo.
Volvió a repasar con las palmas de las manos su pecho, se inclinó para pasar la lengua por su cuello y luego buscar sus labios mientras apoyaba las palmas de las manos a los lados, buscando el impulso para balancear la cadera, para moverse sobre él y follárselo como se lo pedía, o más bien como quería. Podía sentir la humedad de su cuerpo aumentando rápidamente ante la sensación, gimió un poco en su oído, sin dejar de pensar que era un auténtico desconocido y que todo eso, de una manera u otra, por las razones que fueran, había sido iniciativa suya.
-Quiero que te corras…que lo hagas dentro de mi.
Al inicio de la noche no habría imaginado estarle exigiendo esas cosas a un extraño y sentir que era la verdad más rotunda que había dicho en mucho tiempo. Se incorporó para verlo desde arriba y le tomó las manos para que las pusiera sobre sus pechos, moviéndose más rápido, sintiéndolo más profundo, intentando encontrar la vibración adecuada, el ritmo preciso, aumentando el tono de forma paulatina. Cerró los ojos, gimió más sin poder contenerse, olvidando que en realidad no estaban solos en ese departamento que a ella no terminaba de parecerle tan grande.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Le sonrió de vuelta después de darse cuenta que no era la clase de chica que recibiera órdenes, precisamente por eso lo había hecho, quizás para que le desobedeciera, o para que no lo hiciera. Cualquiera de las dos opciones era una opción ganadora, y se limitó a acariciar su cabello, introduciendo los dedos hasta su nuca para sentirla mientras lo besaba en el cuello y después sus labios volvían a encontrarse, momento en que tomó su rostro con ganas antes de recorrer su espalda y después tomar con fuerza su culo, imaginando que de mirarlo a detalle dejaría las marcas de sus dedos por un par de segundos.
Más que guiar sus movimientos, sólo acompañaba el ritmo que ella quería llevar y dejaba salir sus roncos gemidos a cada movimiento que ella realizaba, cada segundo en que lo buscaba. La miró directamente cuando hablaba y sí, era inesperado escucharla decir algo así, algo que jamás creyó que saldría de la boca de una chica linda, decente y rica. Fantaseaba demasiado con los clichés, mejor dicho no se imaginaba que ella diría algo así justo para él. Eso incrementó sus ganas de presionar un poco más su culo justo antes de que se incorporara y mirara la estrechez de su cintura, tocara su pecho y después los rodeara con ambas manos, apretando un poco. Puso una mano en su espalda para que se inclinara un poco y pudiera lamerlos, incorporándose, tensando todos sus músculos y sintiendo que empezaba a sudar, a sentir todo fuera de control.
"Sí, voy a correrme... voy a llenar todo tu coño" Bueno, eso era algo que no iba a ocurrir literalmente, pero era lo menos importante.
Jamás se le hubiera ocurrido, tampoco, decirle una cosa así, pero ella lo había hecho perder la cabeza con sus palabras. Volvió a dejar la espalda contra la cama pero esta vez intensificó el ritmo de sus caderas tomándola fuertemente con las manos, sintiéndose cerca de terminar, esforzándose por no dejarse ir en un segundo lo que mantenía su ceño fruncido, sus músculos en completa tensión. No dejaba de preocuparse por mirarla a los ojos, como si eso fuera igual de importante que resistir hasta no verla terminar primero.
Más que guiar sus movimientos, sólo acompañaba el ritmo que ella quería llevar y dejaba salir sus roncos gemidos a cada movimiento que ella realizaba, cada segundo en que lo buscaba. La miró directamente cuando hablaba y sí, era inesperado escucharla decir algo así, algo que jamás creyó que saldría de la boca de una chica linda, decente y rica. Fantaseaba demasiado con los clichés, mejor dicho no se imaginaba que ella diría algo así justo para él. Eso incrementó sus ganas de presionar un poco más su culo justo antes de que se incorporara y mirara la estrechez de su cintura, tocara su pecho y después los rodeara con ambas manos, apretando un poco. Puso una mano en su espalda para que se inclinara un poco y pudiera lamerlos, incorporándose, tensando todos sus músculos y sintiendo que empezaba a sudar, a sentir todo fuera de control.
"Sí, voy a correrme... voy a llenar todo tu coño" Bueno, eso era algo que no iba a ocurrir literalmente, pero era lo menos importante.
Jamás se le hubiera ocurrido, tampoco, decirle una cosa así, pero ella lo había hecho perder la cabeza con sus palabras. Volvió a dejar la espalda contra la cama pero esta vez intensificó el ritmo de sus caderas tomándola fuertemente con las manos, sintiéndose cerca de terminar, esforzándose por no dejarse ir en un segundo lo que mantenía su ceño fruncido, sus músculos en completa tensión. No dejaba de preocuparse por mirarla a los ojos, como si eso fuera igual de importante que resistir hasta no verla terminar primero.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Para ella las palabras eran también un incentivo, el hecho de que le respondiera justo después de sentir su lengua sobre sus pechos le provocó tantos choques eléctricos en el cuerpo que pensó que era demasiado. Su vientre parecía arder, tanto como el resto de su piel. Siempre había pensado que de hacerlo con un desconocido, seguramente mirarlo sería lo que menos importante le pareciera, considerándolo un recordatorio permanente de la locura cometida, pero ella también le regresaba la mirada con firmeza, como una necesidad, excepto en el momento en que sintió que iba a correrse. No podía decirse que no había tenido un solo orgasmo desde que había terminado con el violinista, porque eso habría significado una tortura innecesaria, pero siempre era mejor que la provocación fuera algo de dos.
-Ya casi…ya casi…
Sabía que no tenía que avisarle que estaba ahí, que comenzaba a sentir una acumulación poderosa de placer ascendente. Se aferró a su pecho enterrando los dedos en él , repitiendo sus palabras, y dejó de mirarlo solo porque cuando la sensación explotó en su cuerpo fue imposible mantener los ojos abiertos. Sus gemidos constantes se convirtieron más en una especie de respiración contenida, respiración cada vez más agitada, un grito ahogado. Lo apretó más entre sus piernas, creyendo que él podía sentir sin margen de duda cada pequeña pulsación de su cuerpo, sobretodo aquellas que, imparables, sucedían en su interior.
En medio del temblor se inclinó para besarlo, haciéndolo desordenada, mordiendo su labio inferior y luego regresando a su cuello mientras todo ese estallido terminaba. Se sentía más ligera, con una satisfacción inesperada que poco a poco se iba a convirtiendo en una calma extraña, habiendo liberado ya toneladas de estrés solamente dejándose ir con él. Al final había resultado demasiado fácil.
No detuvo los movimientos de su cuerpo, al menos hasta cerciorarse de que él también terminara; dentro de ella aunque fuera figuradamente, por su causa, sabiéndose con ella y nada más, sin importar la cantidad de alcohol que se llevara encima o las otras –seguramente muchas- mujeres que se hubiera follado en esa habitación.
-Ya casi…ya casi…
Sabía que no tenía que avisarle que estaba ahí, que comenzaba a sentir una acumulación poderosa de placer ascendente. Se aferró a su pecho enterrando los dedos en él , repitiendo sus palabras, y dejó de mirarlo solo porque cuando la sensación explotó en su cuerpo fue imposible mantener los ojos abiertos. Sus gemidos constantes se convirtieron más en una especie de respiración contenida, respiración cada vez más agitada, un grito ahogado. Lo apretó más entre sus piernas, creyendo que él podía sentir sin margen de duda cada pequeña pulsación de su cuerpo, sobretodo aquellas que, imparables, sucedían en su interior.
En medio del temblor se inclinó para besarlo, haciéndolo desordenada, mordiendo su labio inferior y luego regresando a su cuello mientras todo ese estallido terminaba. Se sentía más ligera, con una satisfacción inesperada que poco a poco se iba a convirtiendo en una calma extraña, habiendo liberado ya toneladas de estrés solamente dejándose ir con él. Al final había resultado demasiado fácil.
No detuvo los movimientos de su cuerpo, al menos hasta cerciorarse de que él también terminara; dentro de ella aunque fuera figuradamente, por su causa, sabiéndose con ella y nada más, sin importar la cantidad de alcohol que se llevara encima o las otras –seguramente muchas- mujeres que se hubiera follado en esa habitación.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Se mantuvo concentrado, sólo incentivado por las palabras que repetía, de casi estar ahí. Lo único que deseaba se convirtió en eso, en esperar a que llegara, sentir cómo lo apretaba más, cómo tensaba sus músculos y se estremecía. El sudor ya había perlado su frente y empezaba a notar el dolor del agotamiento en los músculos aunque no podía relacionarlo con una sensación de cansancio sino con una de intenso deseo, demasiado intenso, cada vez más al escucharla y sentir sus manos.
"¿Quieres que me corra...? dímelo de nuevo
La intensidad de su beso y de su mordida en el labio inferior que le hizo un poco de daño lo motivó de nuevo a moverse, incluso a tener fuerzas para cambiar de posición e incorporarse para terminar con el rostro a su altura, aún mirándola, tirando un poco de su cabello y embistiendo con lo último que podía contener. Se abrazó a ella con fuerza justo antes de terminar y se corrió en un largo espasmo que tenía un ronco gemido como principio, y uno más agudo al llegar al final.
No pudo esperar a que se lo dijera de nuevo, le bastó recordar que ya lo había hecho y aún en medio de esa fuerte sensación como un golpe directo hacia su frente, pudo terminar en la misma posición con la que todo había empezado, aunque habían revuelto la cama y hecho un lío con sus cuerpos. Se quedó rendido sobre ella, aún escuchando su respiración agitada, sintiendo la humedad del sudor confundido con el suyo, aspirando aún el olor de su piel y de su cabello. Acarició la curvatura de su hombro aún sin salir de ella, con los ojos entreabiertos y energías apenas suficientes para no quedarse dormido ahí mismo.
Las cosas tomaron perspectiva apenas el frenesí de follar como dementes iba decreciendo. No había tenido lo más parecido a esa realidad en mente cuando habían aparecido en el Hilton, mucho menos había pensado que tendrían suerte con cualquiera de esas chicas, ni siquiera por conocer previamente a Violet. ¿Y de dónde había salido la atracción de Pearl por él? Seguía pensando, como al principio, que era parte de un reto o estaba extremadamente aburrida. Y si era así, entonces había sido una suerte ser el blanco de sus experimentos. Salió lentamente de ella y se recostó a su lado, mirando hacia arriba, sintiéndose como el hombre con más puta suerte de todo Londres, al menos esa noche.
"¿Quieres que me corra...? dímelo de nuevo
La intensidad de su beso y de su mordida en el labio inferior que le hizo un poco de daño lo motivó de nuevo a moverse, incluso a tener fuerzas para cambiar de posición e incorporarse para terminar con el rostro a su altura, aún mirándola, tirando un poco de su cabello y embistiendo con lo último que podía contener. Se abrazó a ella con fuerza justo antes de terminar y se corrió en un largo espasmo que tenía un ronco gemido como principio, y uno más agudo al llegar al final.
No pudo esperar a que se lo dijera de nuevo, le bastó recordar que ya lo había hecho y aún en medio de esa fuerte sensación como un golpe directo hacia su frente, pudo terminar en la misma posición con la que todo había empezado, aunque habían revuelto la cama y hecho un lío con sus cuerpos. Se quedó rendido sobre ella, aún escuchando su respiración agitada, sintiendo la humedad del sudor confundido con el suyo, aspirando aún el olor de su piel y de su cabello. Acarició la curvatura de su hombro aún sin salir de ella, con los ojos entreabiertos y energías apenas suficientes para no quedarse dormido ahí mismo.
Las cosas tomaron perspectiva apenas el frenesí de follar como dementes iba decreciendo. No había tenido lo más parecido a esa realidad en mente cuando habían aparecido en el Hilton, mucho menos había pensado que tendrían suerte con cualquiera de esas chicas, ni siquiera por conocer previamente a Violet. ¿Y de dónde había salido la atracción de Pearl por él? Seguía pensando, como al principio, que era parte de un reto o estaba extremadamente aburrida. Y si era así, entonces había sido una suerte ser el blanco de sus experimentos. Salió lentamente de ella y se recostó a su lado, mirando hacia arriba, sintiéndose como el hombre con más puta suerte de todo Londres, al menos esa noche.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Se lo hubiera repetido mil veces, porque luego del pequeño momento egoísta de correrse lo único que había querido era sentirlo estremecerse de ese modo, escucharlo y mirarlo mientras terminaba. Se aferró a su espalda mientras duró, satisfecha de sentir el peso de su cuerpo sobre ella mientras ocurría. Seguía encontrando demasiado atractiva esa dominación ejercida que no sabía si era a propósito, pero que funcionaba. Volvió a recorrer sus hombros con las yemas de los dedos, también entrando en un periodo leve de extenuación, sin preocuparse por recuperar el ritmo normal en su respiración alterada.
Definitivamente no sabía qué demonios la había llevado a tomar esas decisiones. O más bien, al final todo había resultado demasiado tentador como para decir que no, aunque no hubiera planeado desnudarse para él en ningún momento cuando quería ganarse esa bolsa que Victoria había puesto en la mesa invisible de las apuestas. La emoción de lo desconocido en esa noche particularmente horrible, la manera en que la había besado, todo eso había sido una cosa muy extraña, caos en cadena. No estaba arrepentida.
Se estiró como un gato sobre la cama, cerró los ojos y le dio momentáneamente la espalda sacando una almohada del desorden que ahora era la cama, para abrazarse un segundo a ella soltando casi un ronroneo satisfecho mientras se encogía y volvía a estirarse, sentía demasiado confortable la ligereza recién adquirida de su cuerpo. No pasó mucho tiempo así, fue apenas un arranque caprichoso que duró unos cuantos segundos antes de volver a girarse para mirarlo, todavía abrazando la almohada aunque comenzó a pasarle los dedos por el abdomen marcadísimo.
-¿Cuántas horas de ejercicio al día te lleva esto? ¿doce?
Nunca había estado en la situación post-sexo-desenfrenado con un desconocido, así que no seguía ningún protocolo, pero estaba demasiado perezosa como para levantarse, demasiado cómoda como para sentir pudor y demasiado inexperta en esos menesteres como para saber si lo mejor era no hacer conversación. No volverlo a tocar no parecía opción y de nuevo su cuerpo actuó como imán porque sin buscar nada, no pudo evitar removerse un poco solo para quedar casi paralela a él, buscando poner los labios en su cuerpo esculpido, por el mismo lugar por el que hubieran pasado sus dedos.
Definitivamente no sabía qué demonios la había llevado a tomar esas decisiones. O más bien, al final todo había resultado demasiado tentador como para decir que no, aunque no hubiera planeado desnudarse para él en ningún momento cuando quería ganarse esa bolsa que Victoria había puesto en la mesa invisible de las apuestas. La emoción de lo desconocido en esa noche particularmente horrible, la manera en que la había besado, todo eso había sido una cosa muy extraña, caos en cadena. No estaba arrepentida.
Se estiró como un gato sobre la cama, cerró los ojos y le dio momentáneamente la espalda sacando una almohada del desorden que ahora era la cama, para abrazarse un segundo a ella soltando casi un ronroneo satisfecho mientras se encogía y volvía a estirarse, sentía demasiado confortable la ligereza recién adquirida de su cuerpo. No pasó mucho tiempo así, fue apenas un arranque caprichoso que duró unos cuantos segundos antes de volver a girarse para mirarlo, todavía abrazando la almohada aunque comenzó a pasarle los dedos por el abdomen marcadísimo.
-¿Cuántas horas de ejercicio al día te lleva esto? ¿doce?
Nunca había estado en la situación post-sexo-desenfrenado con un desconocido, así que no seguía ningún protocolo, pero estaba demasiado perezosa como para levantarse, demasiado cómoda como para sentir pudor y demasiado inexperta en esos menesteres como para saber si lo mejor era no hacer conversación. No volverlo a tocar no parecía opción y de nuevo su cuerpo actuó como imán porque sin buscar nada, no pudo evitar removerse un poco solo para quedar casi paralela a él, buscando poner los labios en su cuerpo esculpido, por el mismo lugar por el que hubieran pasado sus dedos.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Tuvo la sensación de que en cualquier momento Pearl se sentiría de pronto incómoda como por el golpe de realidad de saber que se había follado a un don nadie, o quizás era algo que hacía más habitualmente de lo parecido y su apariencia lo había engañado groseramente. Lo que le engañaba era su intuición, por que ni se vestía apresurada, ni corría a darse una ducha, ni nada extraño. No se iba a poner a abrazarla y a hacerle demasiados cariños por que eso sí que la pondría incómoda, pero tampoco iba a buscar sus pantalones y a ir por otro trago. Sabía cómo encontrar un sano punto medio.
Mantuvo los ojos cerrados perdiéndose de la perfecta imagen de ella estirándose y abrazando una almohada, y apenas entreabrió los ojos cuando lo tocaba de nuevo. Se sonrió con modestia, resultaría curioso que no parecía mantener ya esa hiper seguridad en sí mismo como antes, quizás la que le había hecho llegar hasta donde estaba. Ya no era necesario, sonriendo de esa manera incluso parecía más joven.
"Sólo la mitad" No era la verdad, pero no iba a ponerse a explicarle que entrenaba más o menos cinco horas en la cancha y le sumaba las horas de gimnasio. Era su trabajo, y no tenía talento para ninguna otra cosa en la vida. Eso tampoco lo iba a decir, mucho menos luego de sentir apenas sus labios sobre su piel una vez más.
A cambio, volvió a sonreír y tomó su mano, analizándola como si fuera muy distinta a otras manos. Era sólo una con las uñas bien cuidadas, pequeña, diminuta en comparación a la suya, delicada como una porcelana. "¿Cuántas horas te lleva esto, doce?
Sólo devolvió el chiste antes de besar sus dedos con aire agotado más que apasionado, aunque eso no quería decir que quisiera dejar de tocarla, y seguiría considerándose afortunado de tenerla desnuda a un lado de su cuerpo, acariciándolo desinteresadamente. Fue ese pensamiento el que hizo que la estrechara fuerte contra su cuerpo con una especie de gruñido que sólo expresaba su frustración por no poder volver a follársela sin necesitar un espacio de recuperación.
Mantuvo los ojos cerrados perdiéndose de la perfecta imagen de ella estirándose y abrazando una almohada, y apenas entreabrió los ojos cuando lo tocaba de nuevo. Se sonrió con modestia, resultaría curioso que no parecía mantener ya esa hiper seguridad en sí mismo como antes, quizás la que le había hecho llegar hasta donde estaba. Ya no era necesario, sonriendo de esa manera incluso parecía más joven.
"Sólo la mitad" No era la verdad, pero no iba a ponerse a explicarle que entrenaba más o menos cinco horas en la cancha y le sumaba las horas de gimnasio. Era su trabajo, y no tenía talento para ninguna otra cosa en la vida. Eso tampoco lo iba a decir, mucho menos luego de sentir apenas sus labios sobre su piel una vez más.
A cambio, volvió a sonreír y tomó su mano, analizándola como si fuera muy distinta a otras manos. Era sólo una con las uñas bien cuidadas, pequeña, diminuta en comparación a la suya, delicada como una porcelana. "¿Cuántas horas te lleva esto, doce?
Sólo devolvió el chiste antes de besar sus dedos con aire agotado más que apasionado, aunque eso no quería decir que quisiera dejar de tocarla, y seguiría considerándose afortunado de tenerla desnuda a un lado de su cuerpo, acariciándolo desinteresadamente. Fue ese pensamiento el que hizo que la estrechara fuerte contra su cuerpo con una especie de gruñido que sólo expresaba su frustración por no poder volver a follársela sin necesitar un espacio de recuperación.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Había pensado que lo vería ceñudo todo el tiempo, pero resultó una especie de cálida sorpresa verlo sonreír de ese modo. Le provocó que sonriera también un poco y que repartiera más besos en su trabajado abdomen antes de quedar a su altura, solo recostada a su lado antes de que tomara su mano. Negó con la cabeza con lo de las doce horas.
-Tendría la mano engarrotada.
Se miró sus propios dedos, los de la mano que tenía libre antes de sentir que la estrechaba fuerte y provocarle que volviera a sonreír sintiéndose muy tonta de estar teniendo ese gesto con un completo extraño.
-Al principio lo hacía cuatro horas, pero no me funcionaba así. Ahora solo lo hago dos horas, es más la calidad que el tiempo.
Pero tampoco se iba a ir por las especificaciones técnicas, ni llegaba a pensar que fuera un tema completamente de su interés en realidad aunque su pregunta sobre su profesión había sido al final la razón por la que lo eligiera en primer lugar para hacer esa tontería del beso. Repitió, de hecho, el mismo gesto que hizo la primera vez, incorporándose un poco, tomándolo por una mejilla para girarlo y estamparle otro beso antes de levantarse, ponerse la ropa interior y acomodarse encima la camisa del traje de James, que adivinaba que no usaba muy seguido, abotonándola a medias. Nunca se había puesto la camisa de un tipo, así que el gesto fue deliberado, para verse en un espejo de cuerpo completo en el que seguro Butcher e islandés medían su musculatura.
-¿Quieres más vodka? Ah pero se llevaron la botella. ¿Me dices dónde está el alcohol? Saldré a hurtadillas.
La idea no solo era beber más sino no estarlo manoseando como una loca todo el tiempo, porque estaba siendo demasiado adictivo. Hasta ese momento ni siquiera había pensado en Violet y Victoria, así que tomaría la cautela de asomarse antes para asegurarse de que no hubiera islandeses rondando por la cocina y por la sala, que ella tuviera vía libre para ir y regresar mientras ellos seguían jugando x-box o haciendo un trío, lo que fuera.
-Tendría la mano engarrotada.
Se miró sus propios dedos, los de la mano que tenía libre antes de sentir que la estrechaba fuerte y provocarle que volviera a sonreír sintiéndose muy tonta de estar teniendo ese gesto con un completo extraño.
-Al principio lo hacía cuatro horas, pero no me funcionaba así. Ahora solo lo hago dos horas, es más la calidad que el tiempo.
Pero tampoco se iba a ir por las especificaciones técnicas, ni llegaba a pensar que fuera un tema completamente de su interés en realidad aunque su pregunta sobre su profesión había sido al final la razón por la que lo eligiera en primer lugar para hacer esa tontería del beso. Repitió, de hecho, el mismo gesto que hizo la primera vez, incorporándose un poco, tomándolo por una mejilla para girarlo y estamparle otro beso antes de levantarse, ponerse la ropa interior y acomodarse encima la camisa del traje de James, que adivinaba que no usaba muy seguido, abotonándola a medias. Nunca se había puesto la camisa de un tipo, así que el gesto fue deliberado, para verse en un espejo de cuerpo completo en el que seguro Butcher e islandés medían su musculatura.
-¿Quieres más vodka? Ah pero se llevaron la botella. ¿Me dices dónde está el alcohol? Saldré a hurtadillas.
La idea no solo era beber más sino no estarlo manoseando como una loca todo el tiempo, porque estaba siendo demasiado adictivo. Hasta ese momento ni siquiera había pensado en Violet y Victoria, así que tomaría la cautela de asomarse antes para asegurarse de que no hubiera islandeses rondando por la cocina y por la sala, que ella tuviera vía libre para ir y regresar mientras ellos seguían jugando x-box o haciendo un trío, lo que fuera.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Era curioso pensar que ambos se resistieran a hablar de lo que hacían por pensar que no tenían el más mínimo interés el uno en el otro. No se ponía a explicar de los entrenamientos así como ella se interrumpía al detallar cómo ocupaba el tiempo con el piano. No tenía idea, pensaba que era como un deporte y tendría que ensayar hasta que no pudiera más, como esos días en las fuerzas básicas en que mover el brazo para apagar el despertador representaba demasiado esfuerzo para sus músculos adoloridos. Apenas pudo acariciar su cabello cuando lo besaba de nuevo y se levantaba, usando su camisa buena de Paul Smith para no andar desnuda y ya. Se le veía bien.
Se le había ocurrido que tenía sed pero no se sentía capaz de beber más vodka, y tampoco de mandarla a la sala a riesgo de que sus amigas la miraran mal o algo así por salir de la habitación con su camisa puesta. Jamás se le hubiera pasado por la cabeza que quería separarse por que no podía dejar de tocarlo o algo así. Se levantó y se adecentó un poco, poniéndose la ropa interior. En vez de no decirle dónde estaba el alcohol, abrió la puerta procurando no hacer mucho ruido para darse cuenta que no se habían quedado en la sala, aunque las luces estaban prendidas.
"En la nevera siempre hay vodka. Iré yo"
Por que estuvo a nada de decirle que mejor le trajera una cerveza, pero no, aún necesitaba guardar algo de decencia a pesar de que ya hubieran deshecho la cama follando sin vergüenza alguna. No salió de la habitación antes de volver a besarla, acercándola a él mientras la tomaba por el culo, terminando por darle una palmada y sonriéndole a medias, acariciando sus labios con el pulgar suavemente, por que los encontraba demasiado atrayentes. No tenía qué decir que aún no podía creer que eso de verdad hubiera ocurrido.
Caminó pacientemente hasta la cocina, sacando de la elegante nevera color plata una cerveza y una botella de vodka a menos de la mitad, procurando llevarse un vaso para Pearl, deseando que no bebiera tanto como para quedarse dormida en dos minutos. Si no había aún dejado claro que se quería ir cuanto antes, buscaría en definitiva desnudarla de nuevo, antes de que eso, finalmente, terminara sin posibilidades de volver a repetirse jamás, lo que era muy probable.
Se le había ocurrido que tenía sed pero no se sentía capaz de beber más vodka, y tampoco de mandarla a la sala a riesgo de que sus amigas la miraran mal o algo así por salir de la habitación con su camisa puesta. Jamás se le hubiera pasado por la cabeza que quería separarse por que no podía dejar de tocarlo o algo así. Se levantó y se adecentó un poco, poniéndose la ropa interior. En vez de no decirle dónde estaba el alcohol, abrió la puerta procurando no hacer mucho ruido para darse cuenta que no se habían quedado en la sala, aunque las luces estaban prendidas.
"En la nevera siempre hay vodka. Iré yo"
Por que estuvo a nada de decirle que mejor le trajera una cerveza, pero no, aún necesitaba guardar algo de decencia a pesar de que ya hubieran deshecho la cama follando sin vergüenza alguna. No salió de la habitación antes de volver a besarla, acercándola a él mientras la tomaba por el culo, terminando por darle una palmada y sonriéndole a medias, acariciando sus labios con el pulgar suavemente, por que los encontraba demasiado atrayentes. No tenía qué decir que aún no podía creer que eso de verdad hubiera ocurrido.
Caminó pacientemente hasta la cocina, sacando de la elegante nevera color plata una cerveza y una botella de vodka a menos de la mitad, procurando llevarse un vaso para Pearl, deseando que no bebiera tanto como para quedarse dormida en dos minutos. Si no había aún dejado claro que se quería ir cuanto antes, buscaría en definitiva desnudarla de nuevo, antes de que eso, finalmente, terminara sin posibilidades de volver a repetirse jamás, lo que era muy probable.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Tan poco claro tenía todo en la cabeza que no había pensado negativamente en la posibilidad de encontrarse a sus amigas en su incursión a la cocina, saliendo de la habitación con el descaro de solamente llevar la camisa de James puesta. Pero suponía que de todos modos ya sabrían lo que había pasado considerando que no se había encontrado con ellas en la sala de juegos esa. No se lo dijo a James, pero hubiera preferido mucho más beber agua que cualquier otra bebida alcohólica. Y claro que tomó como bueno de su parte que decidiera ir él en su lugar, así que le funcionó eso de guardar algo de decencia.
Le regresó la sonrisa con cierta timidez luego de ese beso, a pesar de que acababa de follar con él sin pensárselo ni dos segundos. Le dio una bofetada casi cariñosa y lo observó salir. Al quedarse sola soltó un profundo suspiro, se dio tiempo de recoger el vestido y ponerlo sobre una silla que había por ahí y se sentó sobre la cama tratando de no ser demasiado curiosa con las cosas que había ahí, ni las fotos, ni los discos, ni nada de lo que hubiera por ahí.
No podía creer lo que había pasado ella tampoco. No estaba planteándose con seriedad comenzar a hacer de eso una práctica frecuente pero tampoco podía decir que no había disfrutado cada segundo. Claro que no sabía nada de sus antecedentes penales, porque de haberlo sabido quizá esa locura no hubiera ocurrido.
-Sentí que tardaste cuarenta años.
Se levantó de la cama en cuanto lo vio entrar, para tomar la botella y el vaso que le había llevado, sirviendo una cantidad decente, porque tampoco quería quedarse dormida en ebriedad total en menos de diez minutos.
-¿Dónde están los demás? No puedo creer que Victoria y Violet de verdad estén jugando X-box
Por poco y añadió el “zorras” al final de su frase, pero eso se lo guardó con una sonrisita para sí misma. Seguramente era su alucinación, pero sentía que sin estarlo tocando o mandándole señales de coqueteo, había algo en el ambiente que no terminaba de encajar. No sabía de qué hablarle, ni como iniciar conversación. Era rarísimo, pero todo parecía fluir mejor sin ropa de por medio.
-¿En qué equipo dices que juegas?
Le regresó la sonrisa con cierta timidez luego de ese beso, a pesar de que acababa de follar con él sin pensárselo ni dos segundos. Le dio una bofetada casi cariñosa y lo observó salir. Al quedarse sola soltó un profundo suspiro, se dio tiempo de recoger el vestido y ponerlo sobre una silla que había por ahí y se sentó sobre la cama tratando de no ser demasiado curiosa con las cosas que había ahí, ni las fotos, ni los discos, ni nada de lo que hubiera por ahí.
No podía creer lo que había pasado ella tampoco. No estaba planteándose con seriedad comenzar a hacer de eso una práctica frecuente pero tampoco podía decir que no había disfrutado cada segundo. Claro que no sabía nada de sus antecedentes penales, porque de haberlo sabido quizá esa locura no hubiera ocurrido.
-Sentí que tardaste cuarenta años.
Se levantó de la cama en cuanto lo vio entrar, para tomar la botella y el vaso que le había llevado, sirviendo una cantidad decente, porque tampoco quería quedarse dormida en ebriedad total en menos de diez minutos.
-¿Dónde están los demás? No puedo creer que Victoria y Violet de verdad estén jugando X-box
Por poco y añadió el “zorras” al final de su frase, pero eso se lo guardó con una sonrisita para sí misma. Seguramente era su alucinación, pero sentía que sin estarlo tocando o mandándole señales de coqueteo, había algo en el ambiente que no terminaba de encajar. No sabía de qué hablarle, ni como iniciar conversación. Era rarísimo, pero todo parecía fluir mejor sin ropa de por medio.
-¿En qué equipo dices que juegas?
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Al regresar la encontró sentada en la cama y no curioseando entre las cosas de la habitación de invitados, donde él solía dormir cuando se hacía tarde o se ponía ebrio. Era un cuarto más bien anodino, sin muchos detalles que lo hicieran personal, como si fuera una habitación de hotel salvo por un par de fotografías y una gran fotografía de Sveinsson con Vilas-Boas el día de su fichaje. La suya aún estaba en casa de su madre colgada con un marco que Pearl encontraría de muy mal gusto en plena sala, arriba del televisor. Le sonrió a medias y aunque no tuvo la sensibilidad de llevar agua también, recordó que siempre había una botella en la mesa de noche y se la pasó antes de volver a recostarse.
"Estaban en esa habitación, escuché voces" No gemidos ni absoluto silencio, hubiera agregado, pero seguía sintiendo que tenía que ser extremadamente decente con ella a pesar de que estuvieran medio desnudos sobre la misma cama. Le pareció que Pearl también tenía ciertos pensamientos sospechos sobre el islandés y sus amigas pero tampoco decía nada. Y sí, notaba que no tenían mucho qué decirse pero le pasaba seguido con muchas mujeres.
Se rió un poco cuando le preguntaba de nuevo por su equipo y le dio un trago a la cerveza que había llevado, dejándola sobre la mesa de noche antes de que se levantara y fuera hasta ella, arodillándose en el piso alfombrado, como insinuando lo que tenía ganas de hacer pero sin tener prisa alguna. Separó un poco sus piernas para poder acercársele más y besarla, lo hizo con calma, aún con las energías bajas.
"En el Crystal Palace, es un equipo de segunda. Antes estaba en los Spurs como el islandés y Hawthorne, pero me porté mal" Entrar en detalles era una mala idea, pero si algo podía asegurar de él mismo era que al menos nunca mentía sobre lo que era y había hecho.
"Nunca he escuchado a un pianista, de los de verdad quiero decir. Supongo que Piano man de Billy Joel no cuenta ¿No?"
"Estaban en esa habitación, escuché voces" No gemidos ni absoluto silencio, hubiera agregado, pero seguía sintiendo que tenía que ser extremadamente decente con ella a pesar de que estuvieran medio desnudos sobre la misma cama. Le pareció que Pearl también tenía ciertos pensamientos sospechos sobre el islandés y sus amigas pero tampoco decía nada. Y sí, notaba que no tenían mucho qué decirse pero le pasaba seguido con muchas mujeres.
Se rió un poco cuando le preguntaba de nuevo por su equipo y le dio un trago a la cerveza que había llevado, dejándola sobre la mesa de noche antes de que se levantara y fuera hasta ella, arodillándose en el piso alfombrado, como insinuando lo que tenía ganas de hacer pero sin tener prisa alguna. Separó un poco sus piernas para poder acercársele más y besarla, lo hizo con calma, aún con las energías bajas.
"En el Crystal Palace, es un equipo de segunda. Antes estaba en los Spurs como el islandés y Hawthorne, pero me porté mal" Entrar en detalles era una mala idea, pero si algo podía asegurar de él mismo era que al menos nunca mentía sobre lo que era y había hecho.
"Nunca he escuchado a un pianista, de los de verdad quiero decir. Supongo que Piano man de Billy Joel no cuenta ¿No?"
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Le agradeció que le leyera la mente y le pasara agua en lugar de solo vodka. Dejó cuidadosamente el vaso de alcohol sobre el piso y mejor se decantó por la botella, dándole un largo trago que fue como un alivio. No se giró para mirarlo porque sentía que estaba siendo demasiado ansiosa con todo eso. Sabía, en parte, que no importaba porque seguramente no volvería a ver al tipo –a menos que resultara que Victoria o Violet salían comprometidas con el islandés esa misma noche- pero de todos modos quería guardar algo de decoro.
Con lo de “un equipo de segunda” pensó que se trataba de un adjetivo peyorativo, no una clasificación más seria, lo que significaba que al final había puesto menos atención de la que habría querido ponerle a Victoria cuando hablaba de la dichosa Premier y etcétera. No ahondó, para suerte de todos en detalles tampoco acerca de su mal comportamiento, asumió que había hecho algún pésimo comentario en twitter, o que se había emborrachado de más previo a un partido importante, no a un intento de homicidio. Y no iba a preguntar cosas terribles, además estaba más interesada en acariciarle la nuca ahora que lo volvía a tener frente a ella, recorriendo parte de su cabello con los dedos, luego repasándole los labios con el pulgar, para volver a terminar acariciando su cuello.
-No, no cuenta.
Estuvo a punto de decir “puedo invitarte algún día a escuchar a un pianista de verdad” pero por enésima vez desde que estaba en esa habitación se volvió a callar las cosas. En primera seguía dudando que tuviera interés en algo como eso y seguramente se dormiría o tal. En segunda, no quería sonar como una desesperada demente llamándolo a una cita disfrazada de contestar su pregunta, o que imaginara cosas del tipo.
-Si tuvieran aunque sea un teclado de pilas aquí, con gusto te haría una demostración. O igual puedo hacerlo sobre tus abdominales de entrenamiento de cinco horas. A menos que te den cosquillas, pero pareces tipo duro.
Era como lo más largo que había dicho en todo ese rato. Y eso solamente significaba una cosa. Se inclinó un poco para poder besarlo bien, también tomándose su tiempo, sin ninguna prisa.
-Cumpliste lo que dijiste, me quitaste el mal humor.¿Siempre eres tan efectivo?
Con lo de “un equipo de segunda” pensó que se trataba de un adjetivo peyorativo, no una clasificación más seria, lo que significaba que al final había puesto menos atención de la que habría querido ponerle a Victoria cuando hablaba de la dichosa Premier y etcétera. No ahondó, para suerte de todos en detalles tampoco acerca de su mal comportamiento, asumió que había hecho algún pésimo comentario en twitter, o que se había emborrachado de más previo a un partido importante, no a un intento de homicidio. Y no iba a preguntar cosas terribles, además estaba más interesada en acariciarle la nuca ahora que lo volvía a tener frente a ella, recorriendo parte de su cabello con los dedos, luego repasándole los labios con el pulgar, para volver a terminar acariciando su cuello.
-No, no cuenta.
Estuvo a punto de decir “puedo invitarte algún día a escuchar a un pianista de verdad” pero por enésima vez desde que estaba en esa habitación se volvió a callar las cosas. En primera seguía dudando que tuviera interés en algo como eso y seguramente se dormiría o tal. En segunda, no quería sonar como una desesperada demente llamándolo a una cita disfrazada de contestar su pregunta, o que imaginara cosas del tipo.
-Si tuvieran aunque sea un teclado de pilas aquí, con gusto te haría una demostración. O igual puedo hacerlo sobre tus abdominales de entrenamiento de cinco horas. A menos que te den cosquillas, pero pareces tipo duro.
Era como lo más largo que había dicho en todo ese rato. Y eso solamente significaba una cosa. Se inclinó un poco para poder besarlo bien, también tomándose su tiempo, sin ninguna prisa.
-Cumpliste lo que dijiste, me quitaste el mal humor.¿Siempre eres tan efectivo?
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Pudo haber dicho que su equipo de segunda era de Championship pero todo el mundo sabía que había categorías, y que su equipo no estaba en la primera. La verdad era que no le generaba ninguna clase de complejo, quizás a fuerza de saber que al menos estaba haciendo lo que quería y lo estaba haciendo bien en vez de estar corriendo apuestas en algún pub mugriento o vendiendo metanfetamina, lo que había estado a punto de hacer después de prisión cuando seguir viviendo de la manera adecuada parecía ser demasiado trabajo duro.
Hizo ademán de morder su dedo cuando acariciaba sus labios y después volvió a besarla, después de que dijera que Piano Man de Billy Joel en efecto no contaba. Siempre había pensado que el talento musical era algo verdaderamente inusual en el mundo, y le parecía fuera del mundo que alguien pudiera dedicarse a hacer cosas hermosas con tanta disciplina, aunque él trabajara duro por hacer lo que hacía. No era la misma cosa, en absoluto, o eso pensaba. SI hubiera hablado de eso se hubiera interesado, pero ambos seguían en esa inseguridad de pensar que todo eso había sido un accidente y sin el contexto seguramente no se soportarían.
"Sólo hay guitar hero" Se rió un poco con lo de los abdominales, que tampoco le parecían tan impresionantes, al menos en comparación.
Su risa y lo que iba a decir se apagaron cuando la volvió a besar, ella siendo la que se inclinaba primero, y rodeó su cintura cubierta por su camisa, sintiendo que se excitaba de nuevo sólo recordando que apenas hacía nada habían follado como locos, que la había tenido toda desnuda para él.
"Puedo ser mejor" le respondió separándose de sus labios apenas y volviéndola a besar, enredando su cabello y después agachándose entre sus piernas, poniendo una mano en su pecho para que echara el cuerpo un poco hacia atrás. Empezó a besar su abdomen después de haber desabotonado su propia camisa, lentamente, recorriéndola con la lengua pacientemente, deseando volver a verla excitada, queriendo probarla pero demorando su camino descendente.
Hizo ademán de morder su dedo cuando acariciaba sus labios y después volvió a besarla, después de que dijera que Piano Man de Billy Joel en efecto no contaba. Siempre había pensado que el talento musical era algo verdaderamente inusual en el mundo, y le parecía fuera del mundo que alguien pudiera dedicarse a hacer cosas hermosas con tanta disciplina, aunque él trabajara duro por hacer lo que hacía. No era la misma cosa, en absoluto, o eso pensaba. SI hubiera hablado de eso se hubiera interesado, pero ambos seguían en esa inseguridad de pensar que todo eso había sido un accidente y sin el contexto seguramente no se soportarían.
"Sólo hay guitar hero" Se rió un poco con lo de los abdominales, que tampoco le parecían tan impresionantes, al menos en comparación.
Su risa y lo que iba a decir se apagaron cuando la volvió a besar, ella siendo la que se inclinaba primero, y rodeó su cintura cubierta por su camisa, sintiendo que se excitaba de nuevo sólo recordando que apenas hacía nada habían follado como locos, que la había tenido toda desnuda para él.
"Puedo ser mejor" le respondió separándose de sus labios apenas y volviéndola a besar, enredando su cabello y después agachándose entre sus piernas, poniendo una mano en su pecho para que echara el cuerpo un poco hacia atrás. Empezó a besar su abdomen después de haber desabotonado su propia camisa, lentamente, recorriéndola con la lengua pacientemente, deseando volver a verla excitada, queriendo probarla pero demorando su camino descendente.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Ya no tuvo tiempo de decirle que, de hecho, era buena en el Guitar Hero, rápida con los dedos y de buen alcance, además de que se aprendía rápido el orden de los botones. Solamente lo había jugado con Aldrich y esas habían sido las veces en las que más tiempo había pasado con su hermano en toda su vida, jugando esas tonterías y aprendiéndose la combinación de teclas de “Rock you like a hurricane” antes de que volvieran a romper su relación de hermanos de manera casi indefinida.
Todo ese anecdotario que se habían guardado quizá habría podido servir para llevar otro tipo de noche, para demostrar que sí podían soportarse, que tal vez habría partes que sí encontrara interesantes acerca de su carrera en el futbol, como lo que significaba la disciplina, la concentración. Pero era ya demasiado tarde como para revalorar portarse como una persona normal en vez de pretender mantener las cosas en un nivel estrictamente físico por prejuicios, más que por otra cosa.
No le era difícil guardarse todo eso tampoco. De hecho, resultaba bastante sencillo olvidarse de cualquier cosa que pudiera decirse o no decirse que no tuviera que ver con quitarle toda la ropa otra vez y volver a follar con él. Le sonrió un poco con lo que sonaba a una promesa, eso de que podía ser mejor. Le gustaba que enredara su cabello, también que hubiera tirado un poco de él antes, no era algo a lo que estuviera acostumbrada, pero le gustaba la sensación de experimentar algo tan aparentemente mundano cuando estaba tan excitada. Funcionaba bien.
Era fácil no hablar de su vida y mejor dejarse desnudar de nuevo. Sentía como todo su cuerpo se estremecía con cualquier pequeño contacto de su lengua o sus labios. La lentitud la hacía sentir más ansiosa, excitarse más, aumentar las expectativas sin ningún temor a que no fueran cumplidas, quizá por pensar que nada podía salir mal en ese terreno esa noche, algo que solo se lograba bien porque él era demasiado seguro de sí mismo, y eso también le funcionaba bien.
Se había puesto algo nerviosa así que cerró los ojos un instante, concentrándose solo en la sensación, en el tacto de sus manos sobre su propia piel, en el movimiento acompasado de su pecho, otra vez con la respiración agitada. Ese mantener los ojos cerrados no duró mucho, estaba esperando esa poderosa imagen de verlo entre sus piernas, dedicado a ella. Ni siquiera tuvo ganas de decir nada, el nerviosismo la mantenía callada, solamente suspirando ante el paseo de su lengua, por el momento.
Todo ese anecdotario que se habían guardado quizá habría podido servir para llevar otro tipo de noche, para demostrar que sí podían soportarse, que tal vez habría partes que sí encontrara interesantes acerca de su carrera en el futbol, como lo que significaba la disciplina, la concentración. Pero era ya demasiado tarde como para revalorar portarse como una persona normal en vez de pretender mantener las cosas en un nivel estrictamente físico por prejuicios, más que por otra cosa.
No le era difícil guardarse todo eso tampoco. De hecho, resultaba bastante sencillo olvidarse de cualquier cosa que pudiera decirse o no decirse que no tuviera que ver con quitarle toda la ropa otra vez y volver a follar con él. Le sonrió un poco con lo que sonaba a una promesa, eso de que podía ser mejor. Le gustaba que enredara su cabello, también que hubiera tirado un poco de él antes, no era algo a lo que estuviera acostumbrada, pero le gustaba la sensación de experimentar algo tan aparentemente mundano cuando estaba tan excitada. Funcionaba bien.
Era fácil no hablar de su vida y mejor dejarse desnudar de nuevo. Sentía como todo su cuerpo se estremecía con cualquier pequeño contacto de su lengua o sus labios. La lentitud la hacía sentir más ansiosa, excitarse más, aumentar las expectativas sin ningún temor a que no fueran cumplidas, quizá por pensar que nada podía salir mal en ese terreno esa noche, algo que solo se lograba bien porque él era demasiado seguro de sí mismo, y eso también le funcionaba bien.
Se había puesto algo nerviosa así que cerró los ojos un instante, concentrándose solo en la sensación, en el tacto de sus manos sobre su propia piel, en el movimiento acompasado de su pecho, otra vez con la respiración agitada. Ese mantener los ojos cerrados no duró mucho, estaba esperando esa poderosa imagen de verlo entre sus piernas, dedicado a ella. Ni siquiera tuvo ganas de decir nada, el nerviosismo la mantenía callada, solamente suspirando ante el paseo de su lengua, por el momento.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Le hubiera gustado saber de eso, y quizás él hubiera dicho algo de vuelta que no resultara horriblemente incómodo. A decir verdad, se habían acostado no precisamente bajo el influjo alocado del alcohol (aunque sí que había ayudado) lo cuál decía que al menos se toleraban en una conversación y eso era mucho decir. Él le contaría que el Guitar Hero era de las pocas cosas en las que Sveinsson perdía sin siquiera resultar competencia y que habían dejado de jugarlo por que sus frustraciones, sumadas a las suyas, irónicamente, en FIFA, los habían hecho casi pelearse a golpes como si fueran niños.
Era una de esas ocasiones especiales en las que ni él ni el islandés tenían que dormir temprano, pero la verdad era que el asunto del rendimiento y la disciplina los hacía bastante más aburridos de lo que una revista de chismes podría asegurar. Cuando él había enloquecido en su juventud con un sueldo descarado después de haber tenido empleos miserables con el salario mínimo había forzado su juventud hasta el límite y hecho caso omiso a las normas. Esos tiempos, claro, se habían terminado, y sólo quedaban las situaciones extraoficiales.
Lo cierto era que si le aseguraran que iba a terminar con esa chica cualquier otra noche, aunque el entrenamiento fuera a las cinco de la mañana sería capaz de sacrificar horas de sueño con tal de tenerla desnuda para él. Deslizó sus bragas hasta sus rodillas y después las dejó caer, levantando una de sus piernas sobre sus hombros, sólo para empezar a besar el interior de sus muslos con mucha suavidad, bajando poco a poco hasta llegar a su coño húmedo por el cuál pasó la lengua antes de soltar un gemido grave apenas sentir su sabor en los labios. Había tenido ganas de hacerlo desde que la había besado por segunda vez afuera del Hilton, pero esas cosas se disfrutaban aún más con un buen tiempo de espera.
Tuvo que pasar sus dos piernas sobre sus hombros mientras se dedicaba a comerle el coño, acariciando su cintura ocasionalmente, mirando hacia arriba, buscando mirarla a los ojos mientras buscaba ese ascenso al placer, y era fácil distinguir cuando funcionaba y cuando no. Necesitaba esas sacudidas involuntarias, ese cerrar los ojos o mirar a cualquier parte, necesitaba esas señales de que estaba haciendo las cosas bien por que sería sentirla viniéndose. Introdujo un dedo en su interior, lentamente, intentándolo después con dos, incrementando poco a poco su ritmo sin que su lengua dejara de moverse.
Era una de esas ocasiones especiales en las que ni él ni el islandés tenían que dormir temprano, pero la verdad era que el asunto del rendimiento y la disciplina los hacía bastante más aburridos de lo que una revista de chismes podría asegurar. Cuando él había enloquecido en su juventud con un sueldo descarado después de haber tenido empleos miserables con el salario mínimo había forzado su juventud hasta el límite y hecho caso omiso a las normas. Esos tiempos, claro, se habían terminado, y sólo quedaban las situaciones extraoficiales.
Lo cierto era que si le aseguraran que iba a terminar con esa chica cualquier otra noche, aunque el entrenamiento fuera a las cinco de la mañana sería capaz de sacrificar horas de sueño con tal de tenerla desnuda para él. Deslizó sus bragas hasta sus rodillas y después las dejó caer, levantando una de sus piernas sobre sus hombros, sólo para empezar a besar el interior de sus muslos con mucha suavidad, bajando poco a poco hasta llegar a su coño húmedo por el cuál pasó la lengua antes de soltar un gemido grave apenas sentir su sabor en los labios. Había tenido ganas de hacerlo desde que la había besado por segunda vez afuera del Hilton, pero esas cosas se disfrutaban aún más con un buen tiempo de espera.
Tuvo que pasar sus dos piernas sobre sus hombros mientras se dedicaba a comerle el coño, acariciando su cintura ocasionalmente, mirando hacia arriba, buscando mirarla a los ojos mientras buscaba ese ascenso al placer, y era fácil distinguir cuando funcionaba y cuando no. Necesitaba esas sacudidas involuntarias, ese cerrar los ojos o mirar a cualquier parte, necesitaba esas señales de que estaba haciendo las cosas bien por que sería sentirla viniéndose. Introdujo un dedo en su interior, lentamente, intentándolo después con dos, incrementando poco a poco su ritmo sin que su lengua dejara de moverse.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Era bueno no saber nada de su vida, de otro modo lo que a Victoria seguramente le habría resultado interesante respecto a su vida futbolística fuera y dentro del campo, a ella le habría parecido un sinónimo de “aléjate ya” y hubiera preferido perder la bolsa de la apuesta antes de aventurarse a hacer la locura de besar al criminal.
Por otro lado, no había pensado en el asunto de llegar o dormir temprano, ni en que ni siquiera le había avisado nada a su papá quién seguramente ya estaría enterado de que se había ido de la cosa esa muy temprano. Y no lo estaba pensando mientras sentía la lengua de James recorrerla, se había medio recargado apoyándose en sus codos solamente porque le gustaba regresarle la mirada cuando él veía hacia arriba. Echaba la cabeza hacia atrás por momentos, cuando sus piernas temblaban inesperadamente, cuando sentía como pequeños choques eléctricos en su cuerpo, por momentos daba órdenes, indicándole cuando le gustaba a viva voz, sin importarle nada.
Fue en un momento decisivo en el que comenzó a escuchar, primero como alucinación y después con certeza, “Hungarian Dance No. 5”, de Brahms. No en su cabeza como si fuera el epítome de su orgasmo con una banda sonora imaginaria, sino que era el incesante sonido de su celular, que se había quedado en la sala y sonaba muy fuerte. Quizá los chicos X-box no lo escucharan, pero en esa habitación donde hasta el momento no había habido nada más que sus gemidos y sus órdenes de caprichosa, lo alcanzaba a escuchar.
No estaba en sus planes levantarse como loca interrumpiendo cualquier cosa, así que lo dejó sonar, aunque dejó escapar una risa inesperada y se tapó los ojos como si muriera de vergüenza.
-No vayas a detenerte, por favor, por favor…
Sonó casi a súplica. O lo era, más bien. El celular que sonaba a lo lejos por fin se calló, aunque seguro volvería a molestar en casi nada. Volvió a cerrar los ojos, lanzó un hondo suspiro, sintiéndose tan cerca que enloquecía. Sus gemidos pronto se hicieron más audibles, inevitables, tanto que temió que eso sí que lo escucharan por encima del X-box. Se incorporó un poco más mientras se corría, cerrando los ojos con fuerza, deseando que la sensación durara una eternidad, como mínimo, y que él se quedara con ella y ese fuera su nuevo y único oficio por el resto de sus días.
Por otro lado, no había pensado en el asunto de llegar o dormir temprano, ni en que ni siquiera le había avisado nada a su papá quién seguramente ya estaría enterado de que se había ido de la cosa esa muy temprano. Y no lo estaba pensando mientras sentía la lengua de James recorrerla, se había medio recargado apoyándose en sus codos solamente porque le gustaba regresarle la mirada cuando él veía hacia arriba. Echaba la cabeza hacia atrás por momentos, cuando sus piernas temblaban inesperadamente, cuando sentía como pequeños choques eléctricos en su cuerpo, por momentos daba órdenes, indicándole cuando le gustaba a viva voz, sin importarle nada.
Fue en un momento decisivo en el que comenzó a escuchar, primero como alucinación y después con certeza, “Hungarian Dance No. 5”, de Brahms. No en su cabeza como si fuera el epítome de su orgasmo con una banda sonora imaginaria, sino que era el incesante sonido de su celular, que se había quedado en la sala y sonaba muy fuerte. Quizá los chicos X-box no lo escucharan, pero en esa habitación donde hasta el momento no había habido nada más que sus gemidos y sus órdenes de caprichosa, lo alcanzaba a escuchar.
No estaba en sus planes levantarse como loca interrumpiendo cualquier cosa, así que lo dejó sonar, aunque dejó escapar una risa inesperada y se tapó los ojos como si muriera de vergüenza.
-No vayas a detenerte, por favor, por favor…
Sonó casi a súplica. O lo era, más bien. El celular que sonaba a lo lejos por fin se calló, aunque seguro volvería a molestar en casi nada. Volvió a cerrar los ojos, lanzó un hondo suspiro, sintiéndose tan cerca que enloquecía. Sus gemidos pronto se hicieron más audibles, inevitables, tanto que temió que eso sí que lo escucharan por encima del X-box. Se incorporó un poco más mientras se corría, cerrando los ojos con fuerza, deseando que la sensación durara una eternidad, como mínimo, y que él se quedara con ella y ese fuera su nuevo y único oficio por el resto de sus días.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
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