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Envenenamiento
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Re: Envenenamiento
La música también llegó a sus oídos accidentalmente, justo cuando más esmero ponía en comerle el coño e incluso dejaba de mantener contacto visual, cerraba los ojos sólo pensando en cuánto deseaba seguir escuchando sus gemidos, en cuánto le excitaba su sabor y en lo dura que se le había puesto de nuevo aunque técnicamente fuera él el encargado de todo el trabajo. Por supuesto que no reconoció la pieza, pero entre su sonrisa y su petición de que no le diera importancia y siguiera supuso que sería su tono para el celular.
"¿Por qué, vas a correrte?" Una retórica, de nuevo. Los segundos que se había detenido eran sólo para aumentar un poco su expectativa. Era buena idea mantener la justa dósis de espera, darle el tiempo necesario para que llegara, y parecía que iba a lograrlo, más si volvía a recorrer su coño con la lengua, a insistir en el punto adecuado, a que sus dedos aumentaran un poco el ritmo, fueran más agresivos. Él también gemía, quería que supiera que no se quería detener.
Sintió que sus piernas se tensaban y sus movimientos ocasionales eran parecidos a un reflejo, también rompía contacto visual y cerraba los ojos con fuerza mientras su celular, en efecto, volvía a sonar. No se había dado cuenta qué tan fuerte gemía Pearl por que no le molestaba, de hecho, sentía que podía hacerlo una y otra vez sólo por saber que repetiría ese sonido cuantas veces fuera capaz. Húmedo de su coño, fue hasta ella para besarla con ganas, desordenado y ansioso.
"Quiero follarte, date la vuelta" Estar tan excitado nunca ayudaba a su delicadeza, ya se lo habían reclamado un par de veces.
Estiró el brazo sin dejar de besarla, y bajando para besar su cuello, buscando un preservativo que abrió sin esperar su respuesta, sin que en su mente cupiera la posibilidad de que le dijera que no tenía ganas, que no quería, cualquier cosa. Presionó su erección contra ella sin temor de ninguna clase pues aún traía puesta la ropa interior puesta, esperando cualquier movimiento suyo sin dejar de besar su cuello y sus hombros, mientras la música de su teléfono insistía una vez más.
"¿Por qué, vas a correrte?" Una retórica, de nuevo. Los segundos que se había detenido eran sólo para aumentar un poco su expectativa. Era buena idea mantener la justa dósis de espera, darle el tiempo necesario para que llegara, y parecía que iba a lograrlo, más si volvía a recorrer su coño con la lengua, a insistir en el punto adecuado, a que sus dedos aumentaran un poco el ritmo, fueran más agresivos. Él también gemía, quería que supiera que no se quería detener.
Sintió que sus piernas se tensaban y sus movimientos ocasionales eran parecidos a un reflejo, también rompía contacto visual y cerraba los ojos con fuerza mientras su celular, en efecto, volvía a sonar. No se había dado cuenta qué tan fuerte gemía Pearl por que no le molestaba, de hecho, sentía que podía hacerlo una y otra vez sólo por saber que repetiría ese sonido cuantas veces fuera capaz. Húmedo de su coño, fue hasta ella para besarla con ganas, desordenado y ansioso.
"Quiero follarte, date la vuelta" Estar tan excitado nunca ayudaba a su delicadeza, ya se lo habían reclamado un par de veces.
Estiró el brazo sin dejar de besarla, y bajando para besar su cuello, buscando un preservativo que abrió sin esperar su respuesta, sin que en su mente cupiera la posibilidad de que le dijera que no tenía ganas, que no quería, cualquier cosa. Presionó su erección contra ella sin temor de ninguna clase pues aún traía puesta la ropa interior puesta, esperando cualquier movimiento suyo sin dejar de besar su cuello y sus hombros, mientras la música de su teléfono insistía una vez más.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
El sonido del celular podía seguir cuanto quisiera, estaría loca si se levantaba de donde estaba e interrumpía cualquier cosa solo para ir a contestar, sobretodo cuando estaba tan cerca de correrse. Seguramente a esas alturas su papá ya estaría pensando que era una irresponsable de lo peor o que la habían secuestrado y pronto hablarían para pedir el rescate. No le importaba, estaba demasiado concentrada en la sensación que le provocaba James, con su lengua, con sus dedos, incluso con los gemidos que llegaban hasta sus oídos como potencializando todo, y dejó que ese sonido fuera el que la llenara más.
Fue un orgasmo intenso, desmedido, y seguramente pensaría en eso mucho tiempo. Recibió el beso con las mismas ganas aunque sintiendo su cuerpo lánguido y exhausto, la respiración completamente desatada, como si le faltara aire. Con todo y eso lo besó como pudo, se aferró a su nuca y hundió sus dedos en su cabello corto.
Aprovechó el tiempo en que lo besaba, y después sentía los besos en su cuello. En circunstancias normales habría pedido un tiempo de recuperación, quizá, pero en ese momento a pesar de sentirse vencida, no parecía dispuesta a ceder ni un minuto en eso, porque sospechaba también que sería la última vez y porque sabía que a pesar de todo, eso nunca iba a ser una práctica recurrente en su vida, como para decidir que no importaba aprovechar cada detalle. Estaba demasiado excitada y todo eso era en cierta forma demasiado nuevo como para siquiera ocurrírsele decir que no.
-No me ordenes.
Fue lo único que le dijo dándole una bofetada inocente antes de volverlo a besar, de nuevo aprovechando para recorrer todo su cuerpo con las manos, bajarle la ropa interior y rodear su erección con la mano, acariciándolo un par de segundos antes de hacer caso a pesar de todo y darse la vuelta, como se lo había pedido, apoyándose sobre las palmas de sus manos y sobre sus rodillas, echándose el cabello completamente a un lado.
Fue un orgasmo intenso, desmedido, y seguramente pensaría en eso mucho tiempo. Recibió el beso con las mismas ganas aunque sintiendo su cuerpo lánguido y exhausto, la respiración completamente desatada, como si le faltara aire. Con todo y eso lo besó como pudo, se aferró a su nuca y hundió sus dedos en su cabello corto.
Aprovechó el tiempo en que lo besaba, y después sentía los besos en su cuello. En circunstancias normales habría pedido un tiempo de recuperación, quizá, pero en ese momento a pesar de sentirse vencida, no parecía dispuesta a ceder ni un minuto en eso, porque sospechaba también que sería la última vez y porque sabía que a pesar de todo, eso nunca iba a ser una práctica recurrente en su vida, como para decidir que no importaba aprovechar cada detalle. Estaba demasiado excitada y todo eso era en cierta forma demasiado nuevo como para siquiera ocurrírsele decir que no.
-No me ordenes.
Fue lo único que le dijo dándole una bofetada inocente antes de volverlo a besar, de nuevo aprovechando para recorrer todo su cuerpo con las manos, bajarle la ropa interior y rodear su erección con la mano, acariciándolo un par de segundos antes de hacer caso a pesar de todo y darse la vuelta, como se lo había pedido, apoyándose sobre las palmas de sus manos y sobre sus rodillas, echándose el cabello completamente a un lado.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Entre excitado y divertido se sonrió después de su bofetada cuando le decía que no le ordenara; le había parecido divertido y adorable que lo hiciera, así que sólo la besó aunque no con menos ansias que después de haberla escuchado correrse, y sólo bajó la vista para ver cómo lo desnudaba y gimiendo de manera contenida al sentir su mano rodeándolo, mirándola con intensidad, poco a poco borrando esa sonrisa que su golpe le había provocado.
"Perdón, soy un animal" A pesar de que respondiera eso no había cambiado la dinámica que había dispuesto desde su orden, incluso volvió a sonreírse antes de mirar cómo se daba la vuelta y se echaba el cabello hacia un lado, gesto que le parecía jodidamente provocador.
Repartió un montón de besos en su espalda y acarició con la delicadeza que le había faltado su culo, en el ángulo más perfecto posible, acariciando un poco entre sus piernas de nuevo sin poderlo evitar, y deslizando sus manos hacia sus pechos para rodearlos justo antes de entrar en ella ahogando un gemido, recargando el pecho en su espalda y cerrando los ojos aunque ella no pudiera verlo.
"Ahora tú ordéname" Le dijo con la voz ligeramente entrecortada, manteniéndose tranquilo a pesar de la abrumadora sensación de calidez al estar dentro de ella, sintiéndola estrecha y perfecta, toda esa piel suave tan al alcance de sus manos y su olor de niña decente. Besó de nuevo su espalda, y no le importó que realmente las órdenes sólo se limitaran al ritmo en que follaran, quería escucharla pedirle algo sólo para saber que estaba tan excitada como él y había deseado follárselo de esa manera tan casual y genuina, quizás también sospechando que no tendrían todas las ocasiones del mundo para volver a hacerlo.
"Perdón, soy un animal" A pesar de que respondiera eso no había cambiado la dinámica que había dispuesto desde su orden, incluso volvió a sonreírse antes de mirar cómo se daba la vuelta y se echaba el cabello hacia un lado, gesto que le parecía jodidamente provocador.
Repartió un montón de besos en su espalda y acarició con la delicadeza que le había faltado su culo, en el ángulo más perfecto posible, acariciando un poco entre sus piernas de nuevo sin poderlo evitar, y deslizando sus manos hacia sus pechos para rodearlos justo antes de entrar en ella ahogando un gemido, recargando el pecho en su espalda y cerrando los ojos aunque ella no pudiera verlo.
"Ahora tú ordéname" Le dijo con la voz ligeramente entrecortada, manteniéndose tranquilo a pesar de la abrumadora sensación de calidez al estar dentro de ella, sintiéndola estrecha y perfecta, toda esa piel suave tan al alcance de sus manos y su olor de niña decente. Besó de nuevo su espalda, y no le importó que realmente las órdenes sólo se limitaran al ritmo en que follaran, quería escucharla pedirle algo sólo para saber que estaba tan excitada como él y había deseado follárselo de esa manera tan casual y genuina, quizás también sospechando que no tendrían todas las ocasiones del mundo para volver a hacerlo.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
El camino que marcaban sus manos le provocaba escalofríos, encontraba los besos en su espalda demasiado agradables, una sensación de esas que merecen repetirse mucho. Se sonrió, aunque su gesto no le quedaba a él a la vista y cerró los ojos apenas sentirlo entrar, era algo diferente en esa posición, instintivamente arqueó la espalda, y se sintió con el poder suficiente de ser ella la que marcara el ritmo con su cuerpo a pesar de que él estuviera en una posición aparentemente dominante. Le hubiera gustado voltear a verlo, saber cuáles eran sus expresiones y sus respuestas, pero se conformó con escucharlo y sentirlo.
Primero no ordenó nada, al menos no en voz alta. Sus exigencias se basaron en tomarle la mano para indicarle que siguiera tocando sus pechos, luego para llevarla entre sus piernas otra vez, para que la tocara. El movimiento sinuoso de su cadera se hizo constante, empujando hacia él, siendo ella quien lo buscaba a él, sintiéndose segura de su cuerpo, de sí misma, quizá demasiado influenciada por el factor de lo desconocido y lo inesperado.
-Fóllame, hazlo rápido, hazlo fuerte.
Le pidió con la voz entrecortada sin dejar de buscarlo ni un momento con su cuerpo, sintiendo que llegaba a un extremo de cansancio. De pronto tenía ganas de sentirlo violento, de que se comportara de verdad como un animal, que olvidara cualquier tipo de delicadeza que se le pudiera cruzar por la mente, que la usara como instrumento de su placer y nada más.
Ya ni siquiera escuchaba el sonido de su celular, quizá porque habían dejado de llamar, quizá porque estaba ya perdiendo demasiado la cabeza. Era irónico que en un estado de completa confianza con alguien, no hubiera tenido nunca el valor para hacer esas peticiones, para dar esas órdenes con ese tono que tanto implicaba, casi como si hubiera temido que pensaran ciertas cosas de ella, pero ser arriesgada era algo que más le valía ser esa noche. De él lo que más le interesaba era el momento, lo que le pudiera hacer sentir, esa experimentación que le estaba resultando cada vez más estimulante. Todo en su noche estaba arreglado.
Primero no ordenó nada, al menos no en voz alta. Sus exigencias se basaron en tomarle la mano para indicarle que siguiera tocando sus pechos, luego para llevarla entre sus piernas otra vez, para que la tocara. El movimiento sinuoso de su cadera se hizo constante, empujando hacia él, siendo ella quien lo buscaba a él, sintiéndose segura de su cuerpo, de sí misma, quizá demasiado influenciada por el factor de lo desconocido y lo inesperado.
-Fóllame, hazlo rápido, hazlo fuerte.
Le pidió con la voz entrecortada sin dejar de buscarlo ni un momento con su cuerpo, sintiendo que llegaba a un extremo de cansancio. De pronto tenía ganas de sentirlo violento, de que se comportara de verdad como un animal, que olvidara cualquier tipo de delicadeza que se le pudiera cruzar por la mente, que la usara como instrumento de su placer y nada más.
Ya ni siquiera escuchaba el sonido de su celular, quizá porque habían dejado de llamar, quizá porque estaba ya perdiendo demasiado la cabeza. Era irónico que en un estado de completa confianza con alguien, no hubiera tenido nunca el valor para hacer esas peticiones, para dar esas órdenes con ese tono que tanto implicaba, casi como si hubiera temido que pensaran ciertas cosas de ella, pero ser arriesgada era algo que más le valía ser esa noche. De él lo que más le interesaba era el momento, lo que le pudiera hacer sentir, esa experimentación que le estaba resultando cada vez más estimulante. Todo en su noche estaba arreglado.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Era imposible contenerse después de escuchar a Pearl dándole esas órdenes en particular, deseando que lo hiciera como tenía ganas de hacerlo, follársela duro y sin consideración, mirar la perfecta curvatura de su columna y tener esa visión de su culo que iba a volverlo loco, mirarla ocasionalmente girando el cuello para verlo, con el cabello echado a un lado. No había mayor perfección que la de esa frase después de sentirla moviéndose como quería que lo hiciera, reclamándolo. Quiso pensar que él era lo único que deseaba en ese momento, nada más que él follándola.
Se reclinó un poco sobre su espalda sólo para volver a tocarla abarcando sus pechos completamente con ambas manos, presionando cada vez que la buscaba más adentro, aunque una de sus manos fue entre sus piernas como ella le había guiado, sintiendo que la humedad en sus dedos era un incentivo más para seguir haciéndolo sin parar, aunque empezó de manera pausada como para auto torturarse un poco, siempre le funcionaba. Tampoco escuchaba nada más que sus propios gemidos, sus respiraciones acompasándose y el golpe seco de su cuerpo contra el suyo, cada vez más fuerte. Sólo había tenido que pedirlo para que ni siquiera hiciera las cosas conscientemente, sólo dejó ir la fuerza de cada movimiento, aumentada por sus ganas de tenerla toda, de correrse dentro, de buscarla.
No le pareció complicado hacer lo que le pedía aunque su respiración se descontrolaba y todos sus músculos tensos anunciaban un próximo agotamiento total, como si no fuera a ser capaz de recuperarse después de eso, de sentir el ligero sudor de su espalda y el de su pecho, mucho menos sutil, presente, mezclándose con su olor delicado y provocando que sintiera aún más deseos por ella, sintiéndose una bestia que aún no podía creer que esa chica hubiera permitido que se le acercara, que en ese momento estuviera haciéndola gemir.
Pensó en decirle un millón de cosas que ni siquiera podía poner en palabras por que todo era sensación, un placentero esfuerzo por llegar hasta el final y hacerlo sin pensar en nada más que en correrse. Se incorporó un poco y la tomó por la cintura, después por la cadera, dejando marcada su presión en su piel, sin poder evitar dar una palmada en su culo antes de tomarlo de nuevo con fuerza. Desde ese ángulo era la perfección materializada. La divinidad, casi. Lo único que veía y lo único que sentía.
A ese ritmo no podría aguantar demasiado tiempo, ni siquiera se preocupó en saber si ella había terminado. Lo hizo con un largo espasmo violento, no pudo ser discreto con su último gemido ni con las sacudidas posteriores que se apoderaron de su cuerpo. Había terminado y sintió como si algo muy fuerte hubiera golpeado su cabeza y le dejara noqueado sobre su espalda, absolutamente en blanco, sintiendo todavía los resquicios de ese violento placer como un fantasma en todos sus músculos, en cada centímetro de su piel.
Se reclinó un poco sobre su espalda sólo para volver a tocarla abarcando sus pechos completamente con ambas manos, presionando cada vez que la buscaba más adentro, aunque una de sus manos fue entre sus piernas como ella le había guiado, sintiendo que la humedad en sus dedos era un incentivo más para seguir haciéndolo sin parar, aunque empezó de manera pausada como para auto torturarse un poco, siempre le funcionaba. Tampoco escuchaba nada más que sus propios gemidos, sus respiraciones acompasándose y el golpe seco de su cuerpo contra el suyo, cada vez más fuerte. Sólo había tenido que pedirlo para que ni siquiera hiciera las cosas conscientemente, sólo dejó ir la fuerza de cada movimiento, aumentada por sus ganas de tenerla toda, de correrse dentro, de buscarla.
No le pareció complicado hacer lo que le pedía aunque su respiración se descontrolaba y todos sus músculos tensos anunciaban un próximo agotamiento total, como si no fuera a ser capaz de recuperarse después de eso, de sentir el ligero sudor de su espalda y el de su pecho, mucho menos sutil, presente, mezclándose con su olor delicado y provocando que sintiera aún más deseos por ella, sintiéndose una bestia que aún no podía creer que esa chica hubiera permitido que se le acercara, que en ese momento estuviera haciéndola gemir.
Pensó en decirle un millón de cosas que ni siquiera podía poner en palabras por que todo era sensación, un placentero esfuerzo por llegar hasta el final y hacerlo sin pensar en nada más que en correrse. Se incorporó un poco y la tomó por la cintura, después por la cadera, dejando marcada su presión en su piel, sin poder evitar dar una palmada en su culo antes de tomarlo de nuevo con fuerza. Desde ese ángulo era la perfección materializada. La divinidad, casi. Lo único que veía y lo único que sentía.
A ese ritmo no podría aguantar demasiado tiempo, ni siquiera se preocupó en saber si ella había terminado. Lo hizo con un largo espasmo violento, no pudo ser discreto con su último gemido ni con las sacudidas posteriores que se apoderaron de su cuerpo. Había terminado y sintió como si algo muy fuerte hubiera golpeado su cabeza y le dejara noqueado sobre su espalda, absolutamente en blanco, sintiendo todavía los resquicios de ese violento placer como un fantasma en todos sus músculos, en cada centímetro de su piel.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
Re: Envenenamiento
Era justo lo que quería, sentir esa agresividad que para ella era un reflejo del posible deseo que sentía por ella, le gustaba la sensación de saberlo tan violento porque le era imposible contenerse, al menos con él, en esas circunstancias, prefería eso, en especial si iba a ser una ocasión única. Tuvo que cerrar los ojos y fruncir un poco el ceño al sentirlo tan fuerte, tan adentro. Sus gemidos se habían transformado, como si los contuviera, como si le costara tomar aire.
Se aferraba a las colchas que cubrían la cama con demasiada fuerza, pero no quería sentirlo menos fuerte, menos hambriento, estaba esperando el momento en que terminara en ella, sentirlo aferrarse a su piel, y saber que ella era la única razón. Ni siquiera se molestó con la palmada, casi lo había estado esperando, le sacó una sonrisa. Era la primera vez que alguien le hacía eso, aunque no pensaba decírselo ni mucho menos.
Estaba demasiado sensible por el orgasmo anterior, casi se sintió al borde de volver a terminar pero le importaba más ser, de alguna forma, dadivosa. No se contenía en el hecho de que sus caderas trabajaran más para él que para ella misma, que su interior pareciera buscar lo mismo; encontraba absurdamente disfrutable complacerlo, otra cosa que hasta ese momento no le había sido común, pero tampoco extraño. Y él había sido demasiado dedicado comiéndola, no podría darle menos.
Tuvo su correspondiente dosis de placer al sentirlo terminar, al escucharlo y después sentirlo rendido sobre su espalda. Pareció que hasta ese momento pudo volver a tomar aire, volvió a sonreír y abrió los ojos, intentando volver a mirarlo girando un poco por encima de su hombro sin éxito. Habría querido decirle muchas cosas: que era el chico con el mejor cuerpo con el que había estado, que nadie se la había follado como él, que le estaban dando ganas de dejarlo hacer lo que se le diera la gana. No se sintió con audaz como para decir lo que pensaba.
Dejó de sostenerse sobre la cama y lo empujó delicadamente para que quedara medio recostado a su lado, no fue difícil porque estaba como debilitado, ese hecho también le sacó una sonrisa. Le besó con la misma dedicación transformada en algo parecido a la ternura los hombros y luego se dejó caer de espaldas a su lado, sintiéndose tan exhausta como para dormir cien años, aunque al mismo tiempo se sentía perfectamente capaz de complacerlo cuánto quisiera y pudiera, no siempre pasaban esas cosas.
Se aferraba a las colchas que cubrían la cama con demasiada fuerza, pero no quería sentirlo menos fuerte, menos hambriento, estaba esperando el momento en que terminara en ella, sentirlo aferrarse a su piel, y saber que ella era la única razón. Ni siquiera se molestó con la palmada, casi lo había estado esperando, le sacó una sonrisa. Era la primera vez que alguien le hacía eso, aunque no pensaba decírselo ni mucho menos.
Estaba demasiado sensible por el orgasmo anterior, casi se sintió al borde de volver a terminar pero le importaba más ser, de alguna forma, dadivosa. No se contenía en el hecho de que sus caderas trabajaran más para él que para ella misma, que su interior pareciera buscar lo mismo; encontraba absurdamente disfrutable complacerlo, otra cosa que hasta ese momento no le había sido común, pero tampoco extraño. Y él había sido demasiado dedicado comiéndola, no podría darle menos.
Tuvo su correspondiente dosis de placer al sentirlo terminar, al escucharlo y después sentirlo rendido sobre su espalda. Pareció que hasta ese momento pudo volver a tomar aire, volvió a sonreír y abrió los ojos, intentando volver a mirarlo girando un poco por encima de su hombro sin éxito. Habría querido decirle muchas cosas: que era el chico con el mejor cuerpo con el que había estado, que nadie se la había follado como él, que le estaban dando ganas de dejarlo hacer lo que se le diera la gana. No se sintió con audaz como para decir lo que pensaba.
Dejó de sostenerse sobre la cama y lo empujó delicadamente para que quedara medio recostado a su lado, no fue difícil porque estaba como debilitado, ese hecho también le sacó una sonrisa. Le besó con la misma dedicación transformada en algo parecido a la ternura los hombros y luego se dejó caer de espaldas a su lado, sintiéndose tan exhausta como para dormir cien años, aunque al mismo tiempo se sentía perfectamente capaz de complacerlo cuánto quisiera y pudiera, no siempre pasaban esas cosas.
Pearl Burroughs- Mensajes : 31
Fecha de inscripción : 31/01/2013
Re: Envenenamiento
Aún tenía los pensamientos desconectados, apenas podía soportar el agotamiento en todos sus músculos y no se había dado cuenta que la posición a esas alturas era ya incómoda para ella, hasta que sutilmente lo guió a terminar recostándose en la cama, siguiendo los movimientos naturales del cansancio, ni siquiera había abierto los ojos aunque sintió el peso de su cuerpo acostándose a un lado y después besándolo apenas, a lo que correspondió acariciando un poco su espalda. También sentía que sería capaz de dormir una semana.
Abrió los ojos sólo para acariciarla suavemente, recorriendo la línea de su rostro, su cuello y sus clavículas, pensando como ella en muchas cosas que no le diría, como el hecho de que era la chica más linda a la que se había follado en mucho tiempo, y por linda quería decirlo en el estricto sentido de la palabra, sin que hubiera embriaguez total de por medio, nimanoseo en lugares oscuros (y públicos). Además, era sorprendente haberlo hecho de esa manera en un encuentro de primera vez, con alguien que, hubiera apostado, parecía pudorosa.
No había nada parecido a eso en tenerla desnuda a su lado después de haber follado como animales, y haberlo hecho por segunda vez. Se preguntó por un instante sobre el posible futuro de lo que ocurría ahí sin poder ver más allá de los minutos que compartieran en esa cama. Ella claramente no se sentía cómoda diciendo gran cosa sobre su vida y él pensaba que contribuír con lo que tuviera qué decir sólo empeoraría las cosas. Habían funcionado bien ahí, desnudándose, diciendo sólo lo necesario ¿Qué no era eso ya suficiente suerte?
"Deberías pensar en responder tu teléfono" Le dijo repartiendo algunos besos en su cuello, cubriéndola con su cuerpo sin estar realmente sobre ella sino más bien a un lado. Aún cuando estaba agotado no podía dejar de tocarla.
Se volvió a recostar, soltando una especie de gruñido extenuado. No tendría problemas en pasar toda la noche ahí y despertar felizmente con la posibilidad de volver a verla por más improbable que resultara. Además, la insistencia de su celular no era buen augurio, sólo se preocupó por que la sugerencia no sonara a que buscara un pretexto para irse.
[b]"Mejor no lo hagas" ¿Eso sonaba mejor? Al menos sonaba mejor para él, más si la seguía besando.
Abrió los ojos sólo para acariciarla suavemente, recorriendo la línea de su rostro, su cuello y sus clavículas, pensando como ella en muchas cosas que no le diría, como el hecho de que era la chica más linda a la que se había follado en mucho tiempo, y por linda quería decirlo en el estricto sentido de la palabra, sin que hubiera embriaguez total de por medio, nimanoseo en lugares oscuros (y públicos). Además, era sorprendente haberlo hecho de esa manera en un encuentro de primera vez, con alguien que, hubiera apostado, parecía pudorosa.
No había nada parecido a eso en tenerla desnuda a su lado después de haber follado como animales, y haberlo hecho por segunda vez. Se preguntó por un instante sobre el posible futuro de lo que ocurría ahí sin poder ver más allá de los minutos que compartieran en esa cama. Ella claramente no se sentía cómoda diciendo gran cosa sobre su vida y él pensaba que contribuír con lo que tuviera qué decir sólo empeoraría las cosas. Habían funcionado bien ahí, desnudándose, diciendo sólo lo necesario ¿Qué no era eso ya suficiente suerte?
"Deberías pensar en responder tu teléfono" Le dijo repartiendo algunos besos en su cuello, cubriéndola con su cuerpo sin estar realmente sobre ella sino más bien a un lado. Aún cuando estaba agotado no podía dejar de tocarla.
Se volvió a recostar, soltando una especie de gruñido extenuado. No tendría problemas en pasar toda la noche ahí y despertar felizmente con la posibilidad de volver a verla por más improbable que resultara. Además, la insistencia de su celular no era buen augurio, sólo se preocupó por que la sugerencia no sonara a que buscara un pretexto para irse.
[b]"Mejor no lo hagas" ¿Eso sonaba mejor? Al menos sonaba mejor para él, más si la seguía besando.
James Butcher- Mensajes : 34
Fecha de inscripción : 02/02/2013
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