Football monday (libre)

Era uno de esos días en los que pensaba mantenerse limpio y en orden, empezar bien la semana, con el fin de poder trabajar en algunas canciones en lugar de estar haciendo el tonto como llevaba haciendo desde el jueves que recién había pasado. Sus planes se habían ido abajo cuando la hermana de Marleen, Chelsea, se había presentado en el lugar donde practicaban buscando a su hermana, que no estaba ahí. No habían hecho falta muchos argumentos para terminar mandando al diablo el trabajo atrasado que pretendidamente iba a hacer e irse con la chica a cualquier lugar.

Habían pasado a comer algo y después habían ido a dar a The Good Mixer, uno de los primeros lugares a los que sus amigos de Londres lo habían llevado. Cuando vio que estaba el fútbol en la tele no le pareció tan buena idea pero Chelsea decidió quedarse ahí y él le siguió la corriente. No era fanático pero tenía una buena amiga que solía estar al tanto del fútbol al punto de llenar su muro de Facebook con noticias, resultados y comentarios varios, así que tampoco estaba tan perdido, lo que más sabía era que había un futbolista en el Crystal Palace llamado James Butcher con el que su amiga estaba obsesionada, con todo y sus escándalos. La misma Marleen se había enredado con un futbolista una vez.

Hablaba con Chelsea de cualquier cosa, augurando que en cualquier momento le pediría que le consiguiera algo más sustancioso que una pinta. No estaba en posición de ser la niñera de nadie pero no quería tener problemas con Marleen iniciando la semana por ser consecuente con su hermana la perdida así que la distrajo proponiéndole jugar billar después, y preguntándole si sabía del juego y todo eso.

Fue en un momento de pura suerte en el que se giró y encontró, oh sorpresa, a ese tipo con el que su amiga estaba tan obsesionada. Imposible no reconocerlo, su timeline de Facebook estaba lleno de sus fotografías con comentarios varios. Se hubiera reído pero en vez de eso le pidió a Chelsea que esperara un momento y caminó hasta la mesa del tipo.

-Hey…Butcher, James Butcher, ¿no? Del Crystal Palace. Ferdynand Zieliñski.

Estiró la mano, esperando que lo hubiera reconocido al menos aunque nunca se sabía, no todos estaban al pendiente de las bandas revelación, seguro los futbolista menos.

-Regálame una foto.

Se sintió estúpido y se preguntó cómo la gente podía hacer eso como si nada, pedirle fotos a las “estrellas”. Definitivamente no estaba bien aunque a él le tocaría seguir repartiendo fotos y autógrafos cuando fuera necesario porque de eso vivía. Buscó el celular entre sus bolsillos, sin esperar una respuesta negativa.

-Sí, estoy en la banda.

Le contestó sin decirle cómo se llamaba la banda dichosa, ni que la chica rubia era Marleen, pero eso era lo de menos, además estaba más interesado en encontrar su celular para tomar la dichosa fotografía. Chelsea llegó para dárselo, haciéndolo sentir idiota por haberlo olvidado en la barra. Si lo hubiera perdido habría sido un desastre porque ahí tenía todos los contactos y todo el calendario, sonidos grabados y notas varias que eran importantes. Menos mal que estaba todo salvado. Tampoco le dio importancia a que Butcher pareciera momentáneamente incrédulo porque quisiera tomarle una foto.

-Hey, mejor ponte tú como prueba del hallazgo. Es Chelsea, por cierto, hermana de la rubia de la banda. Ponte te digo.

Le dijo a Chelsea medio empujándola para que se sentara junto a James y posara para la foto que gentilmente le enviaría en ese mismo instante a su amiga loca. Chelsea serviría como el testigo. No solía ponerse territorial con las chicas, ni siquiera con las que alguna vez sí hubiera tenido algo “serio”, de las cuales contaría si acaso a una desde que había llegado a Londres, así que aunque hubiera notado las intenciones de Butcher no habría hecho nada.

-Bebemos cerveza

Contestó presionando botones y luego enfocando para tomar la foto asumiendo que Chelsea no se iba a poner pesada como acostumbraba e iba a ponerse dócil, especialmente si como ya estaba sospechando, le iba a pedir algo más que almuerzo y cerveza.

-Listo, gracias.

Dijo sin alzar la vista, todavía tecleando como loco para enviar la foto por Facebook, en un inbox que decía “mira a quién me encontré”, pero sin indicar el lugar, ni nada, no fuera a ser que la loca se presentara ahí con una propuesta matrimonial.

Notó que Chelsea no se había levantado de la mesa y en vez de eso se ponía a intentar entablar conversación. No le molestaba socializar pero estando tan sobrio le costaba trabajo hablar demasiado y ella no era precisamente un derroche de dulzura como para encantar a la audiencia, para muestra que su tema para hablar fuera lo poco conocido que el tipo le resultaba.

Una vez que mandó el inbox guardó su celular en la chaqueta pero en lugar de sentarse cómodamente, recargó la espalda en la columna más cercana y se cruzó de brazos como si no estuviera dispuesto a mediar más palabra, solo alzando las cejas cuando Butcher le hablaba, le preguntaba por Sveinsson y le decía no sabía qué de los Spurs. No entendía nada, ni le sonaba el apellido así que frunció el ceño y negó con la cabeza aunque luego hizo un aparente esfuerzo por recordar, enlistando a los futbolistas con los que Marleen tuviera trato.

-Ah, uno que tiene la cabeza medio rapada, muy rubio. Sí, lo conozco pero no creas que tengo puta idea de fútbol. Solo lo vi con Marleen un par de veces, ¿tú te acuerdas? ¿Por qué la pregunta, es amigo tuyo?

Era la verdad, no sabía nada. La primera pregunta era para Chelsea, la segunda para James. Si había llegado sabiendo a qué equipo pertenecía James Butcher no era más que culpa del Facebook y de sus amiguitas locas. Y ya sentía la vibración del celular, seguramente indicando alguna notificación que no pensaba abrir.

-Nos vamos o qué.

No quería parecer cortante, pero no sabía si Butcher estaba esperando a alguien o si solamente estaban siendo inoportunos, o si quiera si tenía verdaderas ganas de seguir en ese lugar. Se aburría rápido. Y asumía desde ya que Chelsea tenía otras cosas en mente en lugar de quedarse a disfrutar de la pequeña coincidencia.

-Fue un placer, pero no queremos molestarte.